33. La cabaña

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-¡Estamos llegando a Jeju! - Dijo Jungkook - Me encanta saber que esta vez no tendremos que escondernos, que puedo darte todo. Te amo, Mimi, eres mi universo.

Bajaron del avión y se dirigieron en coche a un lugar apartado de los grandes hoteles y playas.

-¡Llegamos, amor! - Dijo Jungkook.

-Que hermosa cabaña, mi vida.

-Espera a ver dentro. ¡Te va a encantar!

Por fuera era una cabaña rústica con un bello jardín delantero, adornado por diversas flores de diferentes colores.

Al entrar, la imagen era de otro mundo. Te recibía un gran ventanal con una chimenea de leña en el centro y una vista al mar que sólo en sueños se ve así.

Frente a la chimenea, había una gran alfombra blanca de pelo, y un sofá negro gigante, que se veía muy mullido, con mantas tejidas y cojines blancos. Había una pequeña mesa a un lado del sofá.

La cocina no era grande, pero tenía todo lo que hacía falta para pasar unos días geniales.

-Kookie, la nevera está vacía.

-Sí. Tenemos que ir a comprar las cosas que queramos comer.

-¿Cuál es la habitación?

-A tu derecha, Mimi. La primera puerta.

Jimin entró en la habitación. La cama era gigantesca. Jimin pensó que era mucha cama para lo pegados que les gustaba dormir.

La vista del cuarto daba al mar, con otro ventanal hasta el suelo, y un balcón con una mesa, sillas y un futón.

-¡El baño tiene hidromasaje! - Gritó Jungkook emocionado.

Jimin se asomó al baño y vio a Jungkook metido en la bañera con ropa. Sólo podía reírse de lo gracioso que se veía su marido ahí dentro.

-¡Estás muy loco, bebé!

-Por tu culpa.

Los dos se echaron a reír.

-Creo que dejaremos las maletas así ahora, y vamos a comprar las cosas que necesitamos. No quiero que se haga tarde. - Dijo Jimin.

-Ok, amor. Sólo deja que me cambie los zapatos por zapatillas para poder caminar más cómodo.

Jimin se quitó el jersey y se puso una sudadera negra de Jungkook, que le quedaba grande pero que él amaba. Salieron de la cabaña rumbo a la tienda de alimentación de la zona.

-¿Tienes idea de a dónde vamos? - Preguntó Jimin.

-No. Pero hay navegador para encontrarlo todo.

Pusieron el buscador y estaban a pocos metros de una tienda. Jungkook estiró su brazo y agarró a Jimin de la mano para caminar juntos.

-Me parece mentira poder estar así. En la calle, juntos de la mano, sin miedo a que nos vean. - Dijo Jimin.

-En realidad no quiero que nos vean, así no nos interrumpen. Pero eso no es motivo para no agarrarte de la mano o abrazarte.

Jimin se agarró a la cintura de Jungkook y se pegó a su pecho, escondiendo su rostro en el cuello de Jungkook.

-Hueles tan rico, amor. - Dijo Jimin.

-No me hagas esto en la calle, por favor. No voy a poder contenerme, mi vida. ¿Vas a querer cenar en un restaurante o en la cabaña?

-Si te como en el restaurante nos llevan presos. - Dijo Jimin riendo.

-Mimi travieso. Elige lo que quieras comer, bebé.

-Deja que esta noche yo prepare la cena. ¿Qué te parece si hago lomo con champiñones y helado de postre?

-Perfecto. Yo buscaré un buen vino para acompañarlo. También hay que comprar para desayunar y algunas cositas por si nos da algo de hambre. Algunas chuches, patatas fritas y esas cosas.

-Ok, Kookie. Vamos a por todo.

Recorrieron la tienda con el carrito mientras la gente los miraba de forma disimulada, pero respetando la distancia. Sabían quiénes eran, pero no los acosaban y eso era algo que los chicos agradecían.

Fueron a la caja y una simpática cajera les atendió. Mientras pasaba sus compras, ella susurró bajito:

-Jiminssi, que alegría poder verlos juntos y felices.

Una sensación cálida recorrió el cuerpo de Jimin y se sonrojó un poco, a lo cual Jungkook que escuchó el comentario, sólo agregó:

-Gracias por apoyarnos.

La cajera asintió con la cabeza, mostrando su camiseta que tenía una foto de ellos dos juntos. Jimin y Jungkook la miraron con ternura y le dieron las gracias. Pagaron las compras y salieron del lugar.

Sabían que no todo el mundo les regalaría sonrisas, pero saber que ARMY los apoyaba era lo único importante. Prepararon la cena juntos, mientras tomaban una copa de vino.

-Las noches frías en la playa se sienten mucho mejor con la hoguera encendida. - Dijo Jimin.

Jungkook, sin pensarlo dos veces, fue a hacer lo que su bebé le pedía.

-En verdad podría acostumbrarme a vivir de este modo, así, junto a ti, cada uno de los días que le resten a mi vida. - Dijo Jungkook.

-¿Por qué eres tan tierno?

-Porque te amo. ¿No te lo había dicho?

-Mmmm... Déjame pensar.... - Dijo Jimin mientras caminaba con su copa en la mano, llegando donde Jungkook se encontraba terminando de colocar la leña en el fuego.

Jimin besó dulcemente el cuello de Jungkook y un escalofrío recorrió su cuerpo.

-¡Pequeño travieso! - Dijo Jungkook mientras se giraba para atraparlo y terminando los dos bañados en vino.

-¡Ashhh! Voy a estar pegajoso.

-Deja. Yo lo soluciono. - Dijo Jungkook mientras empezaba a lamer las gotas de vino que mojaron el pecho y el vientre de Jimin. - El vino sobre tu piel sabe mucho mejor. Creo que encontré la copa perfecta para beberlo.

Jungkook agarró a Jimin de la cintura y lo sentó en su regazo.

-Eres el ser más perfecto que el universo trajo a mi vida. - Dijo Jungkook.

-Tú eres mi universo, tontito. Desde siempre. Pero ahora debo mirar la comida o se quemará, como nosotros.

-Ok, ok. Pero esto no se queda así. - Dijo Jungkook, dándole una nalgada a Jimin mientras este salía hacia la cocina. - Ese durazno es perfecto.

-El tuyo lo es más.

-Pues que bueno que te guste tanto, porque amo todo lo que le haces. - Dijo Jungkook mientras se relamía los labios.

-No provoques, que se me queman los champiñones, tramposo.

ESTABA DESTINADO A AMARTE (Jikook / Kookmin / Mingukkie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora