46. Luna de miel

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Jimin miró a Jungkook y le preguntó:

-¿Estás listo para lo que se viene?

-¿El qué?

-¡Tú sólo sígueme!

Y dicho esto, Jimin comenzó a arrastrar a Jungkook de la mano, corriendo hacia la parte más alejada del parque.

Un fuerte ruido se escuchaba en el lugar al que se dirigían. Cuando se acercaron, Jungkook vio un helicóptero.

-¿Qué se supone que hace eso aquí?

-Espera por nosotros.

-¿Y a dónde vamos?

-Sorpresa.

-Yo pensaba que iríamos a casa a hacer el amor.

-Y haremos el amor. No te preocupes. La noche de bodas no nos la va a quitar nadie, pero será un poco más tarde.

-¿Más tarde? - Preguntó Jungkook haciendo pucheros.

-Sólo un poco, mi amor. Ten un poco de paciencia. Merecerá la pena la espera. Ya verás.

El copiloto los ayudó a subir y el helicóptero partió rumbo a lo desconocido desde la perspectiva de Jungkook.

Cuarenta y cinco minutos después, se divisaba su destino. Sin lugar a dudas era Jeju.

-¿Nuestra luna de miel será aquí?

-¡Sí! ¿No te gusta la idea? - Preguntó Jimin haciendo un puchero.

-Sí me gusta, sólo que pensé que no iríamos a ningún lado, ya que te negabas cada vez que quería organizar algo.

-Es que quería que fuese una sorpresa para ti.

Llegaron al helipuerto y bajaron del helicóptero. Un coche los esperaba para llevarlos a su destino.

-Al hotel, por favor. - Dijo Jungkook.

-Quédate tranquilo. Él sabe dónde tiene que llevarnos. Y tú... tú tendrás que cerrar los ojos hasta que lleguemos. - Dijo Jimin mientras tapaba los ojos de Jungkook con un pañuelo de seda.

-Que misterioso está mi marido. Esto me está gustando, pero también me pone nervioso. Seré un buen marido y esperaré por mi sorpresa. Pero... ¿puedes besarme mientras llegamos?

Jimin subió el vidrio divisor del coche y quedaron en privado. Mientras el chofer conducía, ellos se comían a besos en el asiento trasero, como un par de adolescentes. No había tiempo para nada más.

-Ya llegamos. - Dijo Jimin.

-¿Puedo quitarme esto ya?

-Todavía no, amor.

Bajaron del coche y Jimin agarró a Jungkook fuerte de la mano.

-Camina de mi mano. No te va a pasar nada.

Caminaron un poco más y se detuvieron.

-Ahora sí. - Dijo Jimin mientras quitaba con cuidado el pañuelo de los ojos de Jungkook.

Jungkook abrió los ojos y se los frotó.

-¿Qué hacemos aquí? Esta es la cabaña que alquilé en nuestro viaje. ¿Tanto te gustó que nuestra luna de miel será aquí?

-Algo parecido. - Dijo Jimin.

Entraron en la cabaña y Jungkook vio que el lugar estaba distinto. La mayoría del mobiliario era nuevo; los aparatos electrónicos, sistema de alarma y cámaras exteriores, ... Los vidrios oscuros no permitían ver desde el exterior.

-¿Remodelaron todo?

-Algo así. ¿Te gusta?

-¡Me encanta! Sigue viéndose como una cabaña, pero por dentro es a todo lujo en cada detalle. ¿Cuántos días nos quedaremos?

-Los que quieras. - Dijo Jimin extendiendo unos papeles a Jungkook - Es nuestra.

-No es broma, ¿verdad? ¿En serio la compraste? Esto es precioso, amor. Espera... - Dijo Jungkook mirando a su alrededor - ¿Todas estas cosas no son las que nos dieron por la boda?

Jimin reía a más no poder.

-Te dije que ya veríamos qué hacer con ellas.

Jungkook agarró a Jimin por la cintura trayéndolo hacia su cuerpo.

-Eres un Mochi muy travieso.

-Puede ser. Todo en la casa es nuevo excepto un detalle.

Jungkook miró alrededor buscando a qué se refería Jimin y lo encontró.

-Sí que eres travieso. Con todas las letras.

-Les ofrecí un poco más sólo para que me la dejaran.

-¿Tanto te gustó lo que hicimos en la alfombra?

-Sí. Y quiero repetirlo. - Dijo Jimin subiendo los brazos a la nuca de Jungkook y comenzando a besarlo.

Sus labios jugaban gustosos entre sí y sus lenguas acariciaban la del contrario, recorriendo cada espacio.

Las manos de Jungkook comenzaron a quitar la ropa de Jimin. A medida que los botones cedían, comenzaba a ver cada vez más partes de su perfecta y blanca piel que tanto le fascinaba.

Las manos de Jimin hacían lo mismo, pero con los pantalones de Jungkook, logrando dejarlo en bóxer primero, para luego comenzar a quitar su camisa, botón a botón, tomándose el tiempo de mirar su piel, y acariciarlo, mientras sus prendas desaparecían una a una.

No había prisa, ni nadie que pudiese interrumpir. Sería una noche mágica, con la chimenea encendida, el mar de fondo, y un cielo lleno de estrellas.

ESTABA DESTINADO A AMARTE (Jikook / Kookmin / Mingukkie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora