45.

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Finalmente nuestra Allegra nació bajo una tormenta de nieve, la mayor en los últimos treinta años de la ciudad, no podíamos movernos demasiado por las condiciones climáticas, así que decidimos quedarnos en el departamento de Peter que estaba con una seguridad que jamás vi en mi vida.

—¿Se durmió? —preguntó Peter entrando a la habitación hablando muy bajo

—Acaba de dormirse —dije doblando su pequeña ropa— dejemosla un ratito, tranquila

—Anoche no durmió bien, le preguntaste a Stef? —dijo de brazos cruzados

—Si, me dijo que por lo general los bebés recién nacidos lloran —respondí con una leve sonrisa.

—¿Te estás burlando de mí, no? —dijo riendo

—Por supuesto, lloró porque se está acomodando a sus horarios, a la leche y a todo eso, es normal que un bebé llore mi amor, no pasa nada, no le hará daño, no te preocupes —dije mucho más relajada que él, entonces se acercó para abrazarme y le di un beso— Estoy un poco triste porque ayer me puse linda para tí y no me dijiste nada

—¿Como que no? —dijo sorprendido

—No me dijiste nada, cenamos y estuvimos hablando de Allegra durante dos horas, me mostraste un video de cinco minutos de Alle durmiendo —dije con una sonrisa y puse mis manos en su nuca— dos semanas y me sacó directamente, igual no se puede competir con esa belleza, lo entiendo

—Las dos son las mujeres de mi vida, las quiero por igual —dijo con una sonrisa— Es que no puedo controlarlo, tu siempre estas hermosa para mí, no hace falta que te lo diga

—Si claro, justo ahora que estoy con una retención de líquido suprema, toda sucia y despeinada, con una cicatriz —me toqué y comenzó a reírse, se acercó a besarme— no hace falta que lo digas ahora, ya no lo dijiste, no lo olvidaré nunca —bromeé— es broma mi amor, me encanta verte así en modo padre, siempre supe que serías un padre baboso, pero verlo con mis propios ojos, es un montón.

—No tienes retención de líquidos, yo te veo bastante bien —dijo mirándome y me hizo girar— la mejor cola del país

—No seas idiota, no hace falta mentir —dije riendo y lo abracé— Hueles a bebé

—¿Eso es bueno o malo? —preguntó

—Bueno —dije apoyada en su pecho— Escúchame, voy a comprar un café —me miró sorprendido— necesito salir aunque sea a dos cuadras del lugar porque llevo demasiado tiempo acá, me veo con Bella y Delfi en el lugar ¿Quieres que te traiga algo? Quiero aprovechar que dejó de nevar —comencé a cambiarme de ropa en el lugar, mientras el me miraba con atención— ¿Me estás escuchando?

—Si, no quiero nada, muchas gracias ¿De verdad vas a salir a tomar un café con este frio? —preguntó riendo y asentí— Bueno, anda tranquila yo me quedo cuidando a Allegra

—Muy tranquila voy a ir —dije riendo— si está con su papi, si se pone a llorar dejé leche en la cocina, ya sabes donde está, no voy a tardar tanto —me acerqué a besarlo y luego entré al baño a peinarme.

—Pasalo bien —me dijo con una sonrisa

—Gracias, voy a tratar de no bailar con nadie —me puse una chaqueta gigante y lo abracé una vez más— Te amo mi amor —le di un beso— cuidense, no hagan desastres —negó con una sonrisa, cuando estaba saliendo me tomó la mano nuevamente y me llevó hacía el para besarme una vez más

Me hizo salir con tres guardias de seguridad más los que me estaban esperando en el auto, cuando salí del edificio vi a una mujer de unos veinte años con una cámara en la mano.

Cardigan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora