2.

3.8K 307 132
                                    

Estaba en el congreso cuando me llegaron dos mensajes de mi asesor porque tenía que reunirme con él urgente, fuí hasta mi oficina y estaba sentada en mi escritorio escribiendo información en una libreta.

—¿Pasa algo? —pregunté sin entender demasiado.

—El partido quiere verte, en la próxima reunión. Van a confirmar tu candidatura en las primarías demócratas, es básicamente lo que estaban hablando en la última reunión, tu cara estará en todos lados y si no consigues avanzar podríamos hacer una buena carrera al senado

—Le pusiste una limitación a mis aspiraciones cuando ni siquiera me han confirmado, eso no habla bien de ti como profesional —agregué con una sonrisa— A veces necesitas ser un poco soñador, la verdad es que me gustaría ser candidato pero quiero ganar —soltó una sonrisa, me molestó. 

—Eso te convertiría en el presidente más joven de la historia —agregó información interesante por fin.

—Perfecto, es lo que quiero —sonreí— a que hora tenemos que ir? —miré mi reloj— dentro de poco tengo una reunión con el representante de Los Angeles.

—Por cierto, no se lo digas a nadie, primero tenemos que ir a la reunión con el partido y saber cuales son tus opciones reales, mi primer consejo es que no te muestras como una persona soberbia, pienso que eso te puede generar enemigos con personas de nuestro sector que no estarán de acuerdo con todo esto, sobre todo por tu edad, acuerdate como se pusieron cuando llegaste hasta acá —otro punto correcto.

—Ahora si me hiciste recordar porque te pago —solté una sonrisa y lo hice reír— no te preocupes, yo sé cómo manejar a todos esos viejos, todo estará bien. Ser candidato es un desafío grande para mi carrera, tú también tienes que estar a la altura —lo advertí— ya sabes que no voy por segundos lugares —asintió.

—Feliciades Lanzani, buen trabajo —agregó antes de que saliera del lugar

Mi principal asesor tenía cero fe en mi candidatura, eso sí me molestó bastante porque toda la vida fui un hombre de primeros lugares, incluso en mis notas universitarias fui el mejor y aunque este desafío iba a ser el más grande de mi vida probablemente no podía tolerar que una dee las persona de mi máxima confianza no creyera en mí. Tuve dos reuniones con diferentes representantes del partido y luego viajé hasta Nueva York donde me dieron la noticia de que mi candidatura era real, según las encuesta era el político mejor evaluado.

—Creo que la edad y la facha te han favorecido bastante —dijo Simons, sería mi rival en las primarías— si llamas a una mujer de veinte años y le preguntas cuáles son sus opciones piensas que va a votar por un hombre de sesenta años? —se refería a él, yo simplemente solté una sonrisa.

—Simons, por favor. No soy solo una cara bonita, tu y yo lo sabemos —respondí— quizás no tengo tus veinte años de carrera política pero tengo algunas armas secretas que pienso usar, supongo que los dos queremos lo mismo... lo mejor para el país, que gane el mejor

—Si sabes que esto no es una candidatura escolar, ¿no? —agregó con una sonrisa.

Desde ese momento descifré que mi debilidad número uno era la edad, iban a ir todos por eso para atacarme, así que mientras le sonreía pensaba en cómo abordaría este tema a futuro, necesitaba al mejor equipo conmigo. Me quedé en la ciudad para tener un par de reuniones con las personas más indicadas, habían algunos que no me convencieron demasiado. Mamá me escribió un mensaje para que la visitara, hace varias semanas no veía a nadie de mi familia y mi cara estaba por todos los programas de televisión.

—Buenas noches señor presidente —dijo mi viejo jodiendo mientras me daba un abrazo— hola hijo lindo, que bueno verte. Se te extraña en casa —en ese momento escuché las patitas de Jack acercándose, en cuanto me vio se lanzó encima.

Cardigan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora