32.

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Hoy se cumplía una semana exacta de mi renuncia y el comienzo de la carnicería en nuestra contra, habían programas políticos que dedicaban espacios completos en analizar el actuar de Peter, en la mayoría lo mataban, obviamente estaban buscando traspasar ese odio hacía las personas, que comenzaron a dividirse, estaban los pro-laliter y los anti-laliter, que se la pasaban todo lo días peleando en las redes en cada publicación que hacían de nosotros. Mi equipo de comunicación decidió que lo mejor es que me quede en casa tranquila sin salir, además lo necesitaba mucho porque estaba generando demasiada ansiedad, saber que Peter salía de esta habitación para recibir balas de todos lados me hacía sentir un poco culpable.

—Buen día —me dijo con una sonrisa en cuanto abrí los ojos— ni siquiera me moví para no despertarte, quería verte antes de irme —estaba de traje recostado sobre la cama, me acarició delicadamente— ¿Cómo te sientes?

—Te diría que bien pero acabo de abrir un ojo —dije con una sonrisa— pero dormí bien, ¿ya te vas? ¿Qué hora es? —miré el reloj que estaba en la mesa de luz— Son las siete y media de la mañana ¿Por qué vas temprano, pasó algo? —pregunté

—Tengo una reunión con mi equipo y el tuyo —dijo con una sonrisa

—¿Y por qué yo no voy a estar ahí? —pregunté

—Porque, prefiero hacerme cargo de esta situación, no quiero que sigas pasando por estrés o algo así, ya hablamos de esto, yo me ocupo y tu estas tranquila —me senté en la cama y me acomodé el pijama.

—No, yo no estoy de acuerdo con ese papel de espectadora, esto es algo de los dos —me tomé la cabeza— estoy embarazada, no tengo una enfermedad terminal, no me tienes que cuidar como un cristal, dijimos que vamos a salir de esto juntos —me miró con una leve sonrisa sin decir nada— Peter, yo tengo que hablar... en algún momento tiene que pasar, quieren llevarte al senado, están diciendo que eres prácticamente un abusador, no me puedo quedar como espectadora cuando más de la mitad de las cosas que dicen son mentiras, no me hagas a un lado, yo también tengo que opinar.

—Mi amor —dijo un poco mas relajado— acabas de despertar, por favor no tengamos esta conversación ahora. Yo entiendo tu profesionalismo, tu pasión incluso tu amor por todo esto pero no puedo prometerte nada, no puedo hacer nada que el equipo no apruebe porque ya hice suficiente y por ahora ellos me pidieron que tomemos distancia de las cosas que están diciendo, vamos a caer en chismes de farándula y eso sería decadente para la presidencia. No puedo desmentir todo lo que dicen, no me da la cabeza para pensar en eso, ni siquiera los escucho, no los leo —me mintió en la cara— Lo único que me importa ahora es ustedes —me tocó la panza— por favor, confía en mí, deja que me ocupe de esto. Lali

—Ok —me recosté sobre él, tenía una cara de cansado, la estaba pasando muy mal pero jamás me lo iba a decir— Haré lo posible

—Es casi un no pero no lo vas a decir —dijo con una sonrisa— tengo que irme —me acarició la espalda— abrígate, hace frío. Los amo —me dio un beso y salió de la cama— mucho, todo va a estar bien —tomó su chaqueta y camino hacía la puerta, luego regresó corriendo, me dio un beso en la panza y se fue.

Me desplomé en la cama por algunos minutos y prendí la televisión: Mala idea.

—Hace siete días está en silencio, es una vergüenza. Mandó a la novia a dar la cara —decía un republicano que estaba de invitado al programa— por cierto, la mujer se quedó sin trabajo ¿Está viviendo en la casa blanca? ¿Tenemos que costear caprichos de dos primeras damas? ¿Cómo funcionan las cosas ahora? No hay claridad de absolutamente nada, está improvisando porque no tiene idea, seguramente nunca le tomó el peso a lo que sería tener una aventura con una trabajadora. Yo quiero que nos explique a todos lo que está haciendo, aunque tengamos que llevarlo al senado, tiene que ser claro

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