La Gran Manhattan me abraza con su invierno de Febrero. Los transeúntes caminan a pasos rápidos para llegar a sus empleos con guantes, suéteres y bufandas. El sol no abrió dejando un cielo completamente gris, sin vida.
Como mi vida. Un arcoíris sin color.
Las calles y avenidas están atoradas de tantos autos que se quieren adelantar. Comerciantes ambulantes gritan sus tipos de ventas para ser escuchados y así poder llevar comida a su mesa.
New York no es lo mío, nunca lo ha sido pero hay motivos muy grandes que me hizo viajar hasta acá, que me hizo salir de mi escondite. Esos ojos azul zafiro se mantienen vigente permanentemente en mi memoria, ese cuerpo voluptuoso, esa carita de ángel y labios tentadores son los que me han hecho continuar. Un motivo más para seguir.
Conduzco con algo de prisa para llegar a verla personalmente, no como quisiera. Desde la distancia, desde las sombras. Durante estos dos años he sabido cada uno de sus movimientos, por lo menos lo más importante. A veces me digo a mi mismo, que mientras menos sepa, mejor.
Sebastián Medina me ha tenido al tanto de cada unos de sus pasos. Es la única ayuda que Arabella aceptó cuando él la encontró y le propuso seguridad para ella y para los niños. Aunque me cabrea que él sí pueda abrazarla y besar tan solo su suave mejilla, es por su bien. Sebastián solo me da información si se lo pido.
Cinco años y no he querido saber el sexo de pizza hasta no verlo con mis propios ojos. La curiosidad me ha matado pero mis ansias disminuían al saber que ellos cuatro están mejor sin mi. Sin el veneno y peligro letal que es su padre; pero tuve que pisar tierras estadounidenses por el peligro que se asoma nuevamente hacia ella o mejor dicho, hacia mis hijos. Fabrizio aun no la ha encontrado pero si sabe que vive en USA y eso me puso en alerta.
Raúl ha sido mi voz y mis ojos delante la Bratva, clanes y nuevas asociaciones. Cinco personas saben que aún vivo y cuando de mi regreso se desatará nuevamente la guerra.
Fingir mi muerte quizás no fue la mejor decisión pero sí que la que ameritaba el momento. ¿Qué podría hacer yo si perdía a un integrante de mi familia por mi egoísmo? ¿Quién me lo iba a regresar? absolutamente nadie. Se que cinco años han sido muchos pero mientras mas queria verlos mi temor crecía al pensar que puedo perderlos.
Ver a mi mujer en primera plana con su nuevo look, cambio de identidad, cambio de profesión, cambio total de su vida; me notifico que empezar de cero es la mejor opción. Observar el periódico y que este con un hombre que no sea yo, me puso furioso y celoso.
¿Que si soy egoísta?
Tal vez, pero no me imagino al amor de mi vida siendo feliz con otro.
¿Vas a desvelar tu fingida muerte después de cinco años por que Arabella al fin encontró la felicidad? pregunta mi voz interna.
Se que algun dia esto pasaría pero prefería hacerme la vista gorda.
Estaciono al frente de la acera de la entrada del colegio donde estudian mis hijos. Una camioneta blanca y blindada estaciona mostrando unas sexy y largas piernas descubiertas. Arabella, acaricio cada letra de su nombre.
Del lado del piloto baja un hombre alto, corpulento y castaño con el móvil en la mano. Hinca una de sus piernas a llegar a la acera para llegar al tamaño de los niños, de mis hijos. Una niña con el pelo negro como la noche y ondulado en las puntas se acerca a él y le regala una radiante sonrisa mas no lo abraza. Saskia voltea hacia mi auto como si supiera que la estoy observando.
Luego se le acerca un niño con el cabello también negro pero no tanto como su hermana. Kaem choca su mano con el tipejo ese y al final también le regala una sonrisa.
Y por último veo las zapatillas de una niña, esta se acerca al castaño pero a diferencia de sus hermanos, si lo abraza y con mucha fuerza.
Mikhaila. Mi pizza.
Mi pecho se llena de orgullo al saber que quien daba patadas en mi mano era una hermosa y radiante niña. Una niña igualita a su madre con los ojos del mismo color de los de ella.
Kaem toma la mano de su hermana menor y los tres caminan a la entrada del colegio hasta desaparecer. Arabella camina hacia él y ahora si puedo visualizarla mejor. Tiene el cabello pintado de rubio, ojos de contacto color miel. Aumentó unos kilitos más que se distribuyeron perfectamente en sus caderas y redondo culo.
El tipejo llamado Lowell Hall la coge por la cintura y la acerca a su cuerpo para depositar un beso en esos labios que alguna vez fueron míos. Al final de ese cabreante beso ella sonríe y este le da un pequeño azote haciendo que mi diosa se ruborice por los otros padres presentes. Sin más, suben nuevamente en la camioneta y desaparecen de la avenida.
Tengo que recuperar lo que era mío.
A mis hijos.
A Arabella, a mi esposa.
Esos labios y ceñido cuerpo solo tienen un nombre marcado en su cuerpo, y su tatuaje lo afirma.
Siempre tuya, idiota.
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INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]
RomanceInfierno: Tercer libro de la Trilogía "Entre el fuego y el infierno" Arabella era un mar en calma hasta que conoció la fuerte tormenta de Akem. Cinco años han pasado desde la terrible despedida de Akem, desde esa dolorosa carta de amor. Cinco infern...