9° Corazón dividido

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Arabella

— No me puedo ir así Akem, no le puedo hacer esto a Lowell. — me separo de él súbitamente — No después de lo bien que me ha tratado.

— ¡¿Prefieres quedarte con él en vez de quedarte conmigo?! — pregunta sobresaltado — No puedes dejarlo pero a mi si.

Lo observo molesta, que cínico este hombre. — ¿Quién fue que eligió irse? ¿Quién me hizo sufrir por cinco años? ¿Fui yo? — se queda callado — Supuse que no dirías nada. — ya arreglada me miro una vez más en el espejo y salgo con el temor de que alguien nos vaya a descubrir.

Camino un tanto incómoda al no tener ropa interior debajo de mi vestido. Sonrío hacia los invitados como si no hubiese ocurrido nada cuando realmente me estoy deshaciendo por dentro, mi tío se dirige a mi dirección pero lo evito, la cabeza me va a estallar al oír los murmullos de distintas conversaciones. Como puedo llego hasta la desolada terraza con vista a la Estatua de la Libertad, las luces que la rodean me distraen por un breve momento.

Mis pulmones se llenan de aire al recordar todo lo que pasó hace unos minutos en ese baño. ¿Será que todo fue mi imaginación? Aun no me creo nada. Akem destruyó mi corazón en mil pedazos con esa dolorosa carta, lanzó nuestros sueños y metas a un precipicio sin importarle las consecuencias; ahora viene aquí como si no hubiera pasado nada hace cinco años atrás.

Por supuesto que necesito una explicación pero no estoy preparada para escucharla, ahora solo me importa mis hijos, la reacción que pueden tener al saber que su padre no murió y que andaba era de parranda. Para mi es solo eso, cinco años donde él estuvo libre haciendo lo que se le diera la gana sin ningún compromiso ni responsabilidad mientras que yo intenté suicidarme dos veces por la depresión, donde tuve que ser la fortaleza de mis hijos hasta ahora, fingir ser feliz cuando mis demonios me atormentan por dentro.

Ni siquiera puedo cumplirle a Lowell como mujer solo por tener tallada en mi cabeza los recuerdos de Akem, no es justo, nada es justo para mi.

Los fuertes brazos de Lowell me envuelven por detrás repartiendo unos cuantos besos en mi cuello, apoyo mi cabeza en su pecho frustrada y sucia. En un abrir y cerrar de ojos engañé a mi novio con mi esposo.

¡Todo esto es una maldita locura!

¿Los engañé a ambos? 

¿Soy una mala mujer?

El infierno cada vez más me está abrazando y no me quiere soltar ni un segundo para coger aire ni para tomar impulso y salir corriendo hasta que mis piernas duelan.

— Estas algo distante cariño. ¿Pasa algo? — pregunta muy acaramelado Lowell en mi oreja — ¿Por que te encerraste en el baño?

— No pasa nada baby. — besa mi mejilla con una sonrisa dibujada — Me dolía mucho la cabeza y necesitaba estar sola unos minutos. ¿Nos podemos ir?

— ¿Tan pronto? — se extraña ante mi pregunta cuando era una de la entusiasmada por esta noche — Bailemos un rato y luego... tu y yo nos vamos a mi ático. — paso saliva.

Agarra mi mano y nos dirigimos hasta la pista de baile con los ojos de todos puesta en nosotros, disimulo una sonrisa luego de que las manos de mi jefe se posiciona sobre mi cintura y mis brazos rodean su cuello, bailamos una canción lenta donde nuestras frentes se unen y de los labios de Lowell sale una palabra que me deja estática, completamente fría.

«Te amo ternura mía»

Empecé a trabajar para él tres años después de haber residenciado en Nueva York, salimos por todo un año y cumplimos hace unas semanas un año de ser novios, de tener una relación formal y nunca me había dicho esas palabras que ahorita en mi situación pesa muchísimo.

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora