6° Por mi mundo lucharé

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Este capitulo va dedicado a una persona muy especial para mi. Anyela te quiero linda, feliz cumpleaños. 


~°~

Arabella

El chofer de la limusina conduce por las calles de Chicago hacia el hotel para irnos a cambiar de ropa. No quiero ir a un restaurante lujoso, solo quiero algo sencillo donde se pueda pasar desapercibido y no haya cámaras. Lowell Hall es un hombre que está dentro del ojo público y si me ven con él empezarán los cotilleos queriendo indagar de mi vida privada.

Lowell entrelaza su mano con la mía dejando en su rostro una hermosa sonrisa que podría decir, me llegó al corazón. Alza mi mano para posicionarla entre sus labios depositando un beso en el dorso, le regalo una sincera sonrisa también.

Luego de unos quince minutos aproximadamente llegamos al hotel donde cada uno se va a sus respectivas habitaciones. Visualizo mi móvil sobre la cama, se me había quedado y ya era tarde para regresar por el. Lo agarro, al encender la pantalla veo que hay más de veinte llamadas de mi tío y diez de Bianca. Inmediatamente me quito los zancos y llamo a mi tío pero no contesta así que trato de comunicarme con mi hermana.

— Belleza. — responde al primer timbre — Te hemos estado llamando, estamos en el hospital.

— ¿Qué pasó? ¿Los niños están bien? — me siento en la cama de golpe — Por favor dime que todos están bien. — susurro.

— Valentín tuvo que traer a Saskia al hospital, le picó una abeja y como todos sabemos, ella es alérgica a ellas. — finaliza

— Voy para allá. — cuelgo.

Me pongo el primer pantalón de mezclilla que veo, una camisa negra y un blazer blanco. Recojo todas mis cosas y las meto en la maleta sin orden, me coloco unos tenis y sin más salgo de mi habitación con la maleta en mi mano. Lowell sale de su suite frunciendo el ceño al verme dispuesta a irme.

Me da igual que no termine mi trabajo aquí en Chicago pero mis hijos son lo primero.

— ¿A dónde vas con esa maleta? — se acerca para acariciarme la mejilla.

— Saskia está en el hospital, si quiere me puede botar pero no me puedo quedar aquí. — continuo caminando por el pasillo.

— ¡Espera! — me detengo en seco ante su grito — Voy contigo — me giro incrédula —, solo espera un momento.

Ingresa a su habitación y sale también con su equipaje. Bajamos juntos en el ascensor mientras que él llama al piloto para irnos en su jet privado, el remordimiento de conciencia se apodera de mí, si yo hubiera estado con mi nena quizás eso no hubiese pasado. No puedo retroceder el tiempo, que más quisiera yo pero me siento mal al pensar que mi princesa estaba en el hospital por culpa de una abeja y su madre estaba teniendo un momento muy cercano con su jefe.

No tiene justificación.

Ya en el vuelo para Nueva York un silencio se toma por toda la estancia, ninguno dice nada. Lowell está distraído con su móvil y una vez más que otra siento su mirada posada en mí, solo veo por la ventanilla con las ganas de ver y tener a mi hija entre mis brazos. La presión la tengo reflejada en la cervical, así que antes de que por el susto y el estrés convulsione, pido una botella de agua a la azafata. Saco de mi bolsa el pastillero y sin más la ingiero.

Una cosa que aun no entiendo es el ¿Por qué Diolepsia está a la venta en las farmacias? Se supone que Akem fabricó ese medicamento solo para mí, él era el único que sabía la fórmula ¿Cómo es posible que la sigan fabricando?

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora