46° Zoa

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Narrador omnisciente

Los meses pasaron rápido pero lleno de tortura para Arabella y Akem. Cada vez que se veían en las reuniones de la organización sus miradas se cruzaban por segundos para luego ignorarse.

Los papeles del divorcio ya habían sido enviados para el Boss, leyó cada palabra de aquel papel con enojo, cuatro meses habían pasado de aquella discusión y aún no lo aceptaba. Los hermanos Ivanov se fueron adaptando poco a poco de que compartían medio tiempo con su padre o madre, pero muy dentro de ellos querían ser una familia donde todos vivían en una misma casa.

No se cruzaban palabras a menos que fuera en la consulta semanal de la pequeña Zoa. Era la única manera en la que la Reina de la mafia y el Boss de la Bratva eran uno.

Ambos miraban la pantalla del monitor que mostraba a su hija con lágrimas en los ojos, o por lo menos por parte de Arabella. Los latidos del corazón eran fuertes que inundaban toda la estancia; Akem cogió la mano de su esposa y se vieron con nostalgia.

— Bueno señora Ivanova, en cualquier momento puede romper fuente. — avisó — Le recomiendo que tengan todo listo para cuando tengan que venir al hospital, no haga fuerza ni tome ningún disgusto.

— No se preocupe, esta semana estaré con ellas.

Arabella se quedó viendo al Boss ante su respuesta. La doctora Sokolova le entregó una pequeña toalla para que limpiara el gel que quedaba en su vientre mientras que Akem hablaba con la ginecóloga.

Los dos salieron del consultorio viendo embobados la ecografía.

— Me quedaré contigo en el penthouse, a menos que quieras quedarte en la mansión.

— En el penthouse mejor.

Esperaron que las puertas del ascensor se abrieran, se quedaron callados hasta que el elevador llegó al piso y se subieron en él.

Ella arreglaba su cabello viendo su reflejo en el espejo pero no se había percatado que su aún esposo la veía embelesado con la cabeza apoyada de la pared metálica. Él solo podía apreciar y venerar la belleza de la madre de sus hijos, pensando en cómo hizo para que se cruzaran sus caminos. Estaba al tanto de que todo pronto acabaría pero las esperanzas es lo último que se pierde.

— Eres preciosa. — dijo sin pensar.

Ella lo miró a través del espejo y le sonrió con ternura.

— ¿Aunque parezca una planta rodadora? — señaló su vientre abultado.

— Por eso estás más hermosa, eres la embarazada más preciosa que mis ojos han podido apreciar. — halagó y ella le regaló una sonrisa de boca cerrada.

Las puertas se abrieron así rompiendo la burbuja que se había formado por un instante. Él dejó que primero pasara ella como todo un caballero, Raúl esperaba al Boss y Jerome a la Reina.

Hicieron una pausa parados en medio de la cera viéndose las caras.

— ¿Te veo más tarde?

— Cuando salga de la empresa voy directamente a tu penthouse. — informó.

— Que pase un buen día señor Ivanov.

Se despidió y se subió a la camioneta que la esperaba.

Akem se quedó estacionado viendo como el amor de su vida se iba, el Vor carraspeó para que él pisara tierra otra vez.

Apretó la mandíbula y se subió a su coche directo a la empresa.

En Turquía Kadir Yavuz bebía un vaso de raki mientras veía su imperio desde la terraza. Mujeres con cadenas en el cuello pasaban de aquí para allá con la cabeza gacha, soldados armados resguardaban la zona.

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora