36° D'angelo

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Akem

Las aves son criaturas hermosas que la mayoría están en peligro de extinción, unas muestran su belleza terrenal y las más preciosas son las que cogen vuelo. Algunas están en bandadas y otras solitarias que toman impulso para poder brillar, son luz, tranquilidad... Esa es Arabella.

¿Y yo?

Soy una maldita serpiente que se encaprichó en envenenar a una presa, y en vez de atacar por naturaleza me enrollé en su ser hasta lo más profundo, la fui dejando sin aire como la cascabel para al final dejarla solo para mí. Egoísmo puro.

Eso pienso mientras la veo responder las preguntas de rutina con la doctora Sokolova. Ella sonríe tan genuinamente con una inocencia impecable, dulce y bella, se comunica con alegría sobre su tercer embarazo. Yo solo puedo verla con una sonrisa plasmada en mi rostro ¿Y cómo no hacerlo? Si su vientre es el hogar de nuestros hijos donde por nueve meses fueron acogidos y cuidados por ella, solo ella. Estoy mas que agradecido con esta bendición.

Por ahí hay un dicho que dice: "A portarse mal para que le vaya bien" y estoy empezando a creer que a pesar de ser un mafioso de mierda, la vida me premia con una familia ¿Tan solitario me ve para agrandar mi entorno familiar?

— Muy bien señora Ivanova, acuéstese en la camilla para saber cómo crece su bebé. — ordena la doctora con cordialidad.

Sokolova y yo intercambiamos miradas e inmediatamente la evita y se posiciona al lado de mi mujer.

Arabella se sube el vestido floreado dejando ver su diminuta braga, ya con el vientre descubierto la ginecóloga deja un gel en él y con un aparato desfila dejando ver en una pantalla un punto pequeñito que ahora sé que es mi hijo. Espero con ansias escuchar su corazón pero eso no pasa y me frustra.

— ¿Por qué no se escuchan sus latidos? — pregunto exasperado.

— Espere un momento señor Ivanov — dice con sutileza la doctora. Mueve el aparato a un costado donde unos fuertes latidos inundan la estancia, mi corazón se acelera de una manera monstruosa. Mi puto orgullo y hombría sonríe al confirmar que yo soy el único que le he dado hijos a Arabella, que solo mi verga la ha llenado lo suficiente para darme otro hijo —. Ahí está, si hubieran venido desde que se enteró de su embarazo aun no fuese tenido esta experiencia ya que no cumplía la sexta semana. En conclusión, ambos pueden estar tranquilos. Por los momentos es una gestación normal sin ninguna alerta de algún problema, le daré una nota con los nombres de las vitaminas que debe empezar a tomar.

Prosigue dando las indicaciones mientras que Arabella asiente con los ojos cristalizados, se limpia con una toalla y lo bota en el cesto de basura. Mi mujer pide la foto de la ecografía y sale absorta viéndola sin darse cuenta que yo aun no salgo del consultorio.

— No es necesario firmar un acuerdo de confiabilidad, Sokolova. Estás muy clara de que lo que pasa en este consultorio cuando está mi esposa nadie debe de saber nada. Recuerda que tus hijos estudian en el mismo colegio que los mios, que tu hermana se localiza en Francia estudiando derecho y que utilizo la empresa de tu esposo para lavar mi dinero. — ella tiembla ante mi inocente amenaza — No lo tomes como una amenaza, sino como una advertencia. Buenos días.

— Bue... Buenos días mi Boss. — agacha la cabeza y me retiro.

Visualizo el pasillo y no encuentro a Arabella pero cuando escucho su voz camino rápidamente a su dirección. Ella habla con una mujer de cabellera corta y tez morena, frunzo el ceño al ver que hablan con mucha familiaridad, me coloco a su lado haciendo que la joven de un paso hacia atrás intimidada.

— ¿Quién carajo eres tú? — Ladeo mi cabeza entre mi mujer y ella.

— ¿Te acuerdas de la muchacha que rescatamos en nuestra luna de miel? — pregunta Arabella y asiento — Pues es ella.

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora