8° Que maravillosa noche

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Arabella

El reflejo de mi en el espejo me agrada, mis curvas se adaptan al vestido ceñidamente como un guante. Llevo un vestido largo con la abertura en mi pierna derecha hasta mi muslo, un escote corazón en mi busto con encaje y pedrería, donde desde la cintura para abajo una preciosa tela pegada a mi cuerpo color rojo. El cabello rubio yace a un lado de mi cuello con volumen por los bucles; extraño muchísimo mi cabellera negra como la noche, quizás en unos años más pueda aunque sea un mes tener mi melena natural.

Unos tacones plateados me engrandecen unos ocho centímetros más de estatura, contraté a una pequeña compañía para que me peinaran, maquillaran y arreglaran mis uñas, donde el resultado me encanto. Saskia entra a mi habitación peleando con lazo de su cabeza.

— Mami esto no se queda quieto, parezco la envoltura de un regalo de navidad. — se sienta en el tocador viendose en el espejo malhumorada — ¿Por qué no puedo estar así de bonita como tu?

— Princesa pero ya tu eres hermosa, me fascina como te ves. Toda una modelo. — se gira para verme con una sonrisa — Por algo ganaste en ese concurso de belleza.

— Cierto mami. — se pone de pie y se coloca a mi lado viéndonos en el espejo de cuerpo completo — ¿Me ayudas con mi cabello?

La cojo de la mano para situarla en la silla enfrente del tocador, recojo su abundante cabello en una coleta alta y le hago mas crespos, saco de un cajón una tiara para después depositarlo en su cabeza.

— Listo, toda una princesa. — me sonríe a través del espejo — Dile a tus hermanos que ya nos vamos, Lowell nos espera abajo.

Sale corriendo de la recámara, saco de un pequeño cofre el collar que Akem me regalo del corazón en diamantes y la foto interna incrustada de nosotros. Acaricio mi cuello con una sonrisa nostálgica y de repente se viene a mi mente la nota que yacía en mi cama.

¿Quién la dejó ahí?

Mi idiota era el único que me decía que las rubias no les gustaba pero es algo ilógico que sea él quien la haya colocado ahí, tengo que dejar mi paranoia. Cojo mi bolso y me retiro de la habitación principal.

En la sala se encuentran mis tres hijos y mi tío Valentín con esmoquin que le queda para comérselo. Una sonrisa nostálgica se apodera de mi al ver el gran parecido que Kaem tiene con su padre al tener un traje puesto, la elegancia que desprendía mi esposo era única y más la loción que me volvía loca.

Los cinco bajamos en el ascensor y una limusina blanca nos espera afuera de la residencia. Mikhaila corre a los brazos de Lowell quien la llena de besos y mimos, el celoso de mi hijo me toma de la mano con la cara completamente amargada y Saskia anda distante con él, cosa que me sorprende ya que es muy unida con él.

— Buenas noches ternura mía. — Lowell se acerca a mí y deja un casto beso en mis labios — ¿Preparados? — le pregunta a los niños.

— Si, daddy. — responde Mikhaila con esa vocecita dulce.

Saskia y Kaem asienten, sin más preámbulos nos subimos todos a la limusina para ir al club donde se realizará el evento. Está cerca de la estatua de la Libertad, tiene una vista espectacular desde el puerto, le dí la idea a Lowell y este aceptó inmediatamente. Fue fácil conseguir que este evento se realizará ahí y más cuando se trata de una de las empresas más potentes de la nación.

Por el incidente de hace unos días le pedí a mi novio que prohibiera la entrada a los periodistas. La fotografía que está aún en la primera plana de los periódicos fue sacada sin mi permiso, durante estos cinco años me he ocultado del ojo público para que vengan a fotografearme sin mi permiso, Lowell denunció al diario y Bianca por su parte me dijo que ella se encargaba.

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora