48° Feliz cumpleaños Mikhaila

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Akem

El día siguiente llega y es una total oscuridad para la familia.

No pude dormir absolutamente nada en la noche, me la pasé en la sala, recorrí las habitaciones de los niños y por último me quedé velando el sueño de Arabella. Franco tuvo que suministrar un calmante porque estaba histérica gritando de que debía ir a amamantar a Zoa.

No es fácil de asimilar una pérdida, esta ya sería la segunda vez que perdemos a un hijo pero en esta ocasión... sí la vimos nacer, por lo tanto el dolor es incrementado.

Ella abre los ojos y se queda viendo el techo de la recámara, empieza a respirar con irregularidad, por ende, corro a su dirección. La ayudo a levantarse para que apoyara su cabeza sobre mi pecho, acababa de empezar el ataque de ansiedad.

— Respira conmigo — le digo —. Vamos pequeña, imita lo que hago.

Sus ojos se encuentran con los míos y me duele ver ese mar inmenso tan vacío. Inhala y exhala conmigo una y otra vez, cierra los ojos cuando logra estabilizarse. Mi corazón se acelera de una manera que no logro explicar, ella por estar sobre mi pecho se deleita de mis latidos, de un momento a otro, inicia a balbucear cosas que no puedo descifrar.

Franco entra en la habitación con una bandeja de comida. Él le sonríe con ternura y se sienta en la orilla de la cama, coloca la bandeja de madera sobre ella para que pueda acceder a los alimentos sin ningún inconveniente. Con manos temblorosas se lleva el vaso de agua a su boca, los labios resecos se entreabren para recibir el líquido.

Hecho la mirada hacia el plato de comida y frunzo el ceño. Hay pan tostado con mermelada, unos huevos fritos y tocino.

— Arabella no come esto. — expreso — A ella no le gusta el pan tan tostado por las orillas, la mermelada solo le agrada en un dulce y los huevos fritos ahorita le pueden hacer daño. Además, el tocino es mucha grasa para alguien que acaba de ser operada.

El mejor amigo de Arabella abre los ojos con sorpresa y curva una sonrisa hacia su amiga.

— Definitivamente muñeca, tienes a este hombre comiendo de la palma de tu mano. — dice escondiendo la risa y lo miro mal — Hasta sabe que comes y que no.

— Franco... — le advierte ella con una mirada de disgusto.

— Iré yo mismo a hacerte algo de comida, anoche no quisiste comer nada.

— Eso sería mucho...

— No te estoy pidiendo permiso, solo te aviso que haré el desayuno. — la interrumpo.

Cojo la bandeja de madera y salgo de la habitación.

Me consigo con Jerome dándole de comer a la pantera y me sorprende que coma tanta carne de res.

Dejo la bandeja en la isla y saco de la nevera algunas frutas. Las enjuago con agua para eliminar cualquier bacteria que tenga, tomo el cuchillo y corto mientras mi mente está completamente en blanco. Los pedazos de manzana caen en la taza con medidas simétricas; una silueta se sienta en uno de los taburetes de la isla, alzo mi vista y es Jane que me observa con una sonrisa pícara.

— ¿Preparando el desayuno de Ary? — pregunta, asiento y continúo cortando la manzana — La amas ¿cierto?

— Creo que hasta un ciego puede ver lo perdido que estoy por esa mujer. — me encojo de hombros — Pero la vida no está enamorada de nosotros.

— ¿Si se divorciaran? — hace un puchero — Es decir, sé que no es el momento de preguntar pero se me hace difícil aceptar que ustedes se separaran. Me consta que cuando pensabas que ella estaba muerta la pasaste muy mal y ahora... ¿te tocará admirarla de lejos?

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora