Akem
Un año después...
Arreglo la corbata de Kaem con suma concentración mientras que ignoro por completo su entrecejo fruncido, sé a la perfección que odia estar vestido con traje pero lamentablemente la ocasión lo amerita. Termino y le acomodo el lazo al vestido de Saskia, pero ella moviéndose no me deja la tarea fácil.
— ¿Te podrás quedar quieta? — me exaspera — Gracias.
Cuando por fin culmino con los mellizos, entra Mikhaila a mi habitación con el pijama puesta y el pelo hecho un nido de pájaros. Cuento hasta cien porque a los veinte no me calmo.
— ¿Por qué no tienes tu vestido puesto? — ruedo los ojos cuando inició hacer pucheros.
Le cojo la mano para ir a su habitación. Por cuestiones de la vida, hoy la niñera de ambos no pudo asistir porque se enfermó con sarampión. Por lo tanto, me tocó a mí alistarlos para la boda de Jane y Franco. Saco de la percha su vestido verde esmeralda y se lo muestro con una sonrisa en el rostro.
— Es bonito.
— Papá, eso perfectamente podría usarlo la abuela Ágata, y se murió. — dice con tanta naturalidad — Aún no estoy vieja.
— Pero si es bonito, a mí me gustó. — frunzo el ceño.
Ella niega rotundamente. — Papá, lo compraste porque dijiste que no se veía nada ¡Me voy asfixiar con eso puesto! No me voy a parecer en nada a una princesa o tal vez si... — me esperanzó — Pero cuando están pobres sin el príncipe.
— Mikhaila... — advierto.
Mi hija corre hacia su closet y saca un vestido lila que realmente es hermoso. Tiene un escote en forma de corazón con pedrería verde agua, y en la parte baja totalmente abundante como el vestido de una princesa. Veo la ilusión en sus ojos y ¿Cómo decirle qué no a mí pizza?
— Serás una princesa. — le digo con el corazón en la mano.
— Este vestido lo compró mamá cuando vino a pasar el fin de semana el mes pasado. — dice entusiasmada — Las dos nos enamoramos al verlo en la vitrina de la tienda.
Le sonrío con la boca cerrada. La ayudo a vestir y a peinar. Quien iba a pensar que el Boss de la Bratva terminaría aprendiendo por tutoriales de YouTube a peinar a sus hijas; hasta permito todos los jueves cuando jugamos a la hora del té de que estamos en la peluquería y nos hacemos las uñas
Con tal de verlas felices, hago lo que sea.
Mientras trenzo la mitad de su cabello para que la otra parte quede con los bucles, hace una pregunta que me descoloca por completo.
— Papi ¿Dónde está mamá? — pregunta Mikhaila con inquietud.
Me quedo callado y la sigo peinando.
— ¡Auch papi! Me estás jalando el cabello.
— Disculpa mi pizza.... — me quedo absorto en mis pensamientos recordando la última llamada —. Disculpa. — susurro.
— ¿Estará en la boda del tío Franco?
— Hasta donde tengo entendido, no podrá asistir. — veo cómo su rostro se entristece a través del espejo — Pero no te preocupes, lo más seguro es que haga videollamada más tarde.
No dice nada, pero esa chispa de emoción que sentía al principio, se ha desvanecido.
Arabella y yo hemos tenido nuestro trato lo más cordial y distante posible. Compartimos cada dos meses fines de semana juntos para que todos los niños compartan con armonía; sin embargo, tengo que reconocer que las miradas se cruzan más de una vez, las ganas de hablar más de la cuenta se hacen presente pero después el temor nos toma por completo y nos callamos en seco.
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INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]
RomanceInfierno: Tercer libro de la Trilogía "Entre el fuego y el infierno" Arabella era un mar en calma hasta que conoció la fuerte tormenta de Akem. Cinco años han pasado desde la terrible despedida de Akem, desde esa dolorosa carta de amor. Cinco infern...