Arabella
Manejo por horas sin ningún rumbo en específico, solo quiero despejar mi enfermiza cabeza. Aumento la velocidad lo más que puedo adentrándome en las calles más solitarias de la Gran Manhattan, miradas escalofriantes se posan en mí haciendo que mi ya agitado corazón lata con más fulgor. Una motocicleta de este calibre llama la atención de los ladrones callejeros por lo que incierto por otras rutas hasta llegar al lago Embalse Jacqueline Kennedy Onassis, es una vieja presa situada en Central Park; me quito el casco haciendo que la brisa helada sacuda mi cabello pegándole en mayor parte de mi cara. Mis botas altas se hunden al caminar por la nieve, y aunque enfríe mis pequeños pies, me hace sentir viva.
Dejo caer mi trasero en unas de las tantas bancas del parque, parejas cogidas de la mano deambula en recorridos románticos, carrozas con hermosos caballos bien cuidados pasean a los turistas maravillados con el atardecer mediante la nieve caen en sus gorros de lana. Cuidadores de perros rondan con varias correas caninas entre sus manos, unos de los cachorros de la misma raza de Tormenta se acerca oliendo las piernas y meneando su cola de lado a lado emocionado; sonrío secando mis lágrimas, acaricio y rasco su cabeza y panza cuando coloca las cuatro patas boca arriba.
Sus compañeros perrunos también llegan a mi dirección y la cuidadora con una sonrisa penosa los riñe para que me dejen tranquila.
— No pasa nada, me gustan mucho los perros. — «me casé con uno» — Son todos unos caninos muy lindos y cariñosos, ¿A qué sí? — los cinco se sientan entrenados — ¡Pero que monada!
Por unos extensos minutos les hago cariño hasta que la cuidadora se los lleva volviéndome a dejar sola, haciéndome afrontar el porqué estoy aquí. El maldito calvario cada vez se acerca más y estoy conciente que Fabrizio disfruta y excita verme sufrir, siempre mi dolor, miedo y frustración le provee complacencia. Ese cuadro fue el aviso de «te estoy observando» todos mis cabales desaparecen a la mención o presencia de ese ser tan desagradable y despiadado.
¿Por qué él tiene que ser mi hermano?
Millones de habitantes en el mundo y él tiene que ensañarse con su media hermana. ¿No le es suficiente todo el mal que le ha hecho a mi familia, a mí? ¿No le basta con arrebatarme un hijo, madre y hermanos?
¡¿Qué carajo quiere de mí?!
Años atrás entre el estrés, contracciones y conmoción, se esfumó esa cobardía que se implanta en mi ser a cada que escucho su voz o me hallo en el mismo confort de él, me atreví matar al hombre que me dió la vida aún cuando Fabrizio estaba presente; por mi ataque de crisis casi logré haber provocado una masacre. Si no hubiera sido por la intervención de los militares rusos, quizás no existiera o tal vez sí.
Todo fue un plan de Akem.
Es tanta la obsesión enfermiza qué el Capo tiene sobre mí que en un recóndito lugar de sus oscuros pensamientos, planifique torturarme, márcame y hasta violarme solo para castigarme por no aceptar el incesto que ansia. «Está demente» froto la palma de mis manos para calentar un poco mi organismo pero me sigo notando fría y sola, me percibo sucia al recordar la mirada entristecida de Lowell.
Jamás estuvo en mis planes hacerle daño ¿Por qué tendría que hacerlo? Ese hombre me ayudó a ver un poco de luz al final del túnel, me hizo volver a confiar en mí. Sostuvo mi mano mientras lloraba y me abrazó para consolarme cuando sentía que el mundo se me venía encima, nunca exigió nada. Lo único que pidió fue mi cercanía y que poco a poco aprendiera a amarlo. ¡Lo hice! O eso creí hasta que apareció Akem.
Lo quiero, lo quiero demasiado y eso nadie podrá quitar ese sentimiento tan bonito que tengo hacia él. Debido a todo lo que ha pasado en el paso de los años, es la figura masculina que acepté que entrara a mí vida, a la de mi hijos y sacarlo de todos los planes futuros que teníamos en mente no lo podré hacer de la noche a la mañana.
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INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]
RomanceInfierno: Tercer libro de la Trilogía "Entre el fuego y el infierno" Arabella era un mar en calma hasta que conoció la fuerte tormenta de Akem. Cinco años han pasado desde la terrible despedida de Akem, desde esa dolorosa carta de amor. Cinco infern...