21º Vendrás a mí.

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Narrador Omnisciente

Mientras que a Saskia, Mikhaila y Lianys le hacen masaje, una chica coloca piedras al vapor en una recta por la columna de Arabella. Sus músculos se relajan, sintiendo cómo poco a poco la cervical se van desinflamando, otras manos masajeaba sus glúteos hacia arriba a modo de levantamientos. Las niñas creen que esto le hacen a las princesas en los castillos, por lo cual, se duda mucho que sea así.

Kaem juega arriba en su habitación esperando a que su madre lo lleve a la pista de hielo, ya que no quiso ir al sauna porque según él, eso es para chicas.

Dos horas llenas de relajación, aunque cabe destacar, que Arabella tuvo una noche muy movida causada por el vídeo que le obsequió su esposo Akem; donde se tocó y llegó a las estrellas gracias a él. Las tres niñas subieron a sus respectivas habitaciones para cambiarse mediante que Sandra, su niñera, les ubicará cada prenda de vestir.

En tanto Arabella, deambula por la propiedad con una bata blanca de baño dirigiéndose hacia su tío quien habla muy amistosamente con Sebastián en la cocina. Valentín le regala una gran sonrisa a su sobrina y la abraza con ese amor paternal que siempre le ha brindado. Sebastián se retiró dejándolos solos.

— ¿Cómo amaneciste mi payaso? — preguntó ella sacando dos vasos de vidrio y una jarra de zumo de naranja. Lo vierte en ellos y le ofrece uno a él — Ayer estabas con muchas copas encima. — le recuerda con una sonrisa.

— Ni me lo recuerdes, no me acuerdo mucho de anoche después de tomarme yo solo una botella de tequila. — bebe un trago del jugo — Solo sé que amanecí con una chica de unos veinte años en mi cama.

— ¿Con la peliazul? — la curiosidad de la Diosa se hizo presente y él afirmó con la cabeza — ¡Pero hombre estabas comiendo colágeno! era una niña...

— Es mayor de edad, no soy pedófilo mi reina. — interrumpió — En fin, Sandra fue muy amable de hacernos el desayuno, luego se despidió, tome una ducha y ahora estoy aquí enfrente de la niña de mis ojos. — se encoge de hombros — A Margaret también le fue muy bien, creo ella se retiró con el francés con que bailó.

La noche anterior mediante Akem ordenaba nuevas reglas en la Bratva, su esposa salió a distraerse un rato con su tío y amiga. Los tres bebieron en cada bar que se encontraban y bailaron en uno de los mejores club nocturnos de la ciudad. Los ojos caían en el cuerpo de melena negra, ojos claros y curvas voluptuosas que se movían al ritmo de la música. Varios tragos de Vodka y Whisky estaban en su organismo haciendo una explosión dentro de ella produjera que la calentura mojara sus bragas fantaseando que era el Boss que lamía su coño chorreante y deseoso. En los altavoces retumbaba pura electrónica avivando la euforia de ella.

Muchos hombres se le acercaban para bailar pero ella rechazó a todo aquel que iba con esas intenciones, solo quería bailar, sudar y follar con su marido; en manera que no estaba, tuvo que imaginarselo. Los voyevikis resguardaban toda la estancia, al igual que Sebastián, no dejó de perderla ni un momento de vista y menos con la amenaza que Akem le había hecho.

Ella tocaba su cuerpo acompañado de la melodía bailable, y por un momento pensó que había visto a Fabrizio observarla desde un lugar reservado. Sus vellos se pusieron en punta y llamó a uno de los escoltas.

— Creo... creo que ví al Capo de la mafia italiana allá arriba. — gritó ya que la música estaba muy alta, él le hizo señas a su jefe, que era Sebastián y con total disimulo para no espantar a los presentes, subieron.

En tanto Valentín y Margaret ligaban con todo aquel que se les cruzara. Él lo hacía para distraerse y recordar que aún no estaba tan viejo, y ella por despecho al enterarse que el que le gusta de la empresa se casará dentro de dos meses.

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora