40° Corazón en la mano

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Akem

— .... Y por eso tengo que viajar a China. — Culmino de decirle a Arabella sin profundizar mucho en el tema.

Ella come sus papas fritas viéndome detenidamente mientras acaricia con la otra mano su abultado vientre, no expresa ni una sola palabra pero como siempre Saskia tiene que dar su punto de vista.

— Es decir que... ¿Te volverás a ir y nos dejarás? — inmediatamente Kaem deja a un lado su cena para observarme con sus ojos azules que queman como si fueran el mismísimo infierno.

— No, ojos bonitos. Solo viajaré por negocios y regresaré con ustedes.

— ¿Lo prometes? — hace un tierno puchero.

Sonrío.

— Te lo juro apestosa.

Corre hacia mí y me abraza con fuerza. Todos estamos cenando en el jardín con la luz de la luna como protagonista, donde nos sentamos en el pasto con una manta tipo picnic para convivir como una familia común y corriente. El cambio de conversación fue abrupto por parte de mi mujer y sé que es para no discutir delante de los niños.

Luego de jugar y planear un viaje en familia, los tres suben a sus habitaciones con la condición de que su madre les fuera a contar un cuento antes de dormir.

Al ellos retirarse Arabella posa sus ojos en mí totalmente encendidos por el cabreo, enarca una ceja para que hable pero de mi boca no sale ni una palabra.

— ¿Se te comieron la lengua los ratones? — pregunta con ironía — ¿A qué carajo vas a China? Porque no creo que sea para conocer su cultura.

— Son negocios para la Bratva nada más, no te alteres pequeña.

— ¿Qué tipo de negocios idiota? — se cruza de brazos.

Suspiro cansado por la misma cantaleta.

— Muy simple señora Ivanova. Ellos necesitan estar unidos con la mafia rusa por la potencia que hemos construido en pocos meses, somos una amenaza para cualquiera. Tenemos bombas, armas que no salen al mercado, con solo eso, podríamos destruir lo que se nos antoje y Colombia es un ejemplo de ello. — me callo por unos segundos — Y yo necesito más territorio, una tecnología con mayor avance y sobre todo, enriquecerme de poder.

Mi última oración sale con esa voz de avaricia y ambición.

La Reina sonríe como una desquiciada meneando la cabeza de un lado a otro.

— ¿Solamente por eso Boss? — cuestiona aun sonriendo.

— Sí. — miento.

— Entonces perfecto — se levanta con mi ayuda —. Iré a hacer mis maletas porque me voy contigo, como tu esposa quiero darte mi apoyo y como la Reina, quiero nuevas alianzas con la mafia italiana.

Esta maldita mujer...

— No es necesario...

— No te estoy pidiendo permiso Akem, solo te estoy avisando. — se encoge de hombros — Y recuerda que a mis pies todos están, cuidado con lo que ocultas porque quizas, solo quizas, yo ya estoy enterada.

Me da una determinada mirada de arriba hacia abajo y se dirige a subir las escaleras contoneando las caderas para encontrarse con los niños.

Quedo aquí parado sin saber a qué exactamente se refiere.

¿Será al plutonio?

¿Será de que quiero acabar con los socios de la Bratva?

¿O....?

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora