43° Feliz navidad sra.Ivanova

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Arabella

Las semanas se fueron volando hasta convertirse en meses. Mi vientre está consideradamente abultado haciendo que en algunas ocasiones utilice ropa de maternidad, estos meses han sido un poco agobiantes para mi persona ya que he tenido que viajar más de una vez para Italia; sin embargo, mi rol como Reina de la mafia ha sido un tanto gratificante porque me he ido ganando el respeto y la lealtad de varias organizaciones.

La sala de estar está totalmente en la penumbra, los candelabros de araña vislumbra una opaca luz mostrando solo mi silueta sentada junto a la chimenea. Las fechas decembrinas siempre son muy nostálgicas para mí y que Akem no esté en la víspera de navidad, me afecta un poco.

Supuestamente llega mañana antes de la cena, pero tengo unas ganas incontrolables de verlo que me ocasiona ansiedad.

Suelto un sonoro suspiro y bebo mi taza de chocolate caliente, escucho unos pasos y mi mirada se dirigió hacia las escaleras encontrándome con la fuerte mirada azulada de Kaem. Le sonrío y golpeo dos veces el sofá para que se sentara conmigo, cosa que hace inmediatamente. Al llegar a mí, levanta mi suéter y besa mi panza.

Y sí, mi chiquito es un excelente hermano.

— Hola Zoa. — susurra. — Hola mami.

— Hola mi niño ¿Qué haces despierto a estas horas de la noche? — enarco una ceja.

— Me cansé de ver la luna por la ventana de mi habitación — se encoge de hombros —. ¿Y no deberías estar descansando? — contraataca.

Que habilidoso el condenado.

— Tu hermanita estaba dando muchas patadas y se me quitó el sueño. — acaricio su cabellera negra.

Él recuesta su cuerpo en lo que queda del sofá y apoya su cabeza en mis piernas. Comienzo a cantar con voz suave buscando la manera de que se duerma y poco a poco logro conseguirlo, su cuerpo se relaja hasta suelta sonoros suspiros.

Por lo menos aún no ronca.

Rio por mis ocurrencias.

Las siguientes horas continuamos en la misma posición pero esta vez con la chimenea apagada. Unas grandes manos masajean mis hombros e inevitablemente suelto un jadeo por lo relajante que se siente, abro mis ojos enseguida y me encuentro con los fuertes y grandes brazos del Boss. Mi corazón se acelera estúpidamente al apreciar su presencia, me rodea y se coloca de cuclillas para darle atención a nuestra hija.

— Hola mi pedacito de cielo, es papá. — sonrío — Aún faltan cuatro meses para por fin conocernos pero desde ya te puedo asegurar que te adoro.

Akem besa la frente de Kaem y este se remueve balbuceando cosas inentendibles. El Boss lo carga y nos dirigimos hacia las escaleras mientras que él sube como si esto viviera, yo piso escalon por escalon con dificultad. He notado que cada embarazo engordo más y que me pongo mayormente inútil, hasta para colocarme unos zapatos tengo que pedir ayuda.

Y ahora es que falta.

Me recuerda mi subconsciente.

De un momento a otro Akem vuelve a bajar pero esta vez ya no tiene a nuestro hijo entre sus brazos y sin esperarlo, me carga hasta ingresar a la recámara principal. Me coloca sobre la cama y me quitó los botines.

— ¡Dios! Eso me estaba matando. — chillo.

— ¿Entonces para que te lo colocas? — blanquea los ojos — Eres una masoquista.

— Por algo soy tu esposa. — me burlo pero a él no le hace gracia.

— Mmm... con que por eso eres mi esposa. — repite — En cuatro ahora.

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora