35° Mi perfecto error

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Akem

El dolor de su mirada es algo que jamás voy a perdonar. Ví como su corazón se rompió en mil pedazos al imaginarse que he estado con varias mujeres; soy un idiota, estoy consciente de ello pero lo que hizo esta noche me demostró que ella es más fuerte de lo que parece.

No se inmutó ni bajó la mirada en ningún momento con todos los hombres que la querían intimidar ¿Qué se arriesgó con la apuesta? Por supuesto, pero si Arabella lo hizo fue porque sabe las capacidades de las que está hecha.

¿Entonces por qué la subestimo?

¿Será el temor de perderla o por el poder que tiene ahora?

¡Claro que no es por el poder! Sería hipócrita de mi parte que dijera que me gusta que ella sea la Reina de toda una organización, y no es machismo ni narcisismo, sino que ahora sobre sus hombros tiene que gobernar algo que ella no tenía en planes. Esta noche todos la vieron con deseo, con morbo y se preguntaban ¿Cómo sería llevar a la cama a la nueva sucesora al mando? Ella les calló la boca a todos y ese mensaje subliminal que le dejó al hijo de puta de Fabrizio, lo tomó muy en serio.

Salgo inmediatamente de la camioneta y me adentro en la mansión en busca de mi mujer. Subo los escalones de las escaleras de dos en dos, mi entrecejo se frunce cuando veo a varios de mis hombres sacando sus pertenencias de nuestra habitación trasladandola a la recámara final del pasillo. Ingreso en la alcoba y la observo por un momento, mientras que ordena las cosas que pasarán al otro lado, se agarra el vientre, como si tratara de decirle a nuestro hijo que todo estará bien. Quiero que lo esté, pero estoy conciente que lo arruiné.

— Arabella vamos hablar. — mis palabras salieron como un golpe a lo que ella al fin se atreve a mirarme. Sus preciosos ojos como el cielo están rojos de tanto llorar, intento acercarme a ella pero fracaso en el intento.

— Akem estoy cansada, realmente lo estoy. No quiero pelear, solo quiero paz es todo lo que te pido. Eres el puto Boss, el que hace y deshace a su antojo, el que siempre consigue lo que quiere y está bien, no te juzgo, así eres tú y no te puedo cambiar. — le tiembla la barbilla — Pero tú tampoco lo puedes hacer conmigo, me conociste como una testaruda y así me morí. Tengo voz y yo la hago notar, ahora no me pidas que me silencie mientras que veo como todo a mi alrededor se va destruyendo.

Se sienta en la cama viendo el piso.

— ¡Largo todos ahora! — siseo haciendo que salgan despavoridos de la habitación. Me arrodillo ante ella cogiéndole las manos — Quiero que me mires por favor — recelosa lo hace —. Antes que nada, quiero calmar esa cabecita tuya. Lo que viste hoy no es lo que parece, yo no soy capaz de engañarte. Tengo ojos solamente para ti...

— ¡Deja de mentir por una puta vez en tu vida! — grita — Te ví Akem, ví como tocabas a esa zorra, note como tenías una erección dentro de tu pantalón. Anoche tenías una mancha de pintalabios en tu camisa ¿Y ahora vienes y me dices que solo tienes ojos para mí? Eres un maldito mentiroso.

Me levanto y camino como león enjaulado.

— Tienes que entender que lo hice para aparentar, todos esos hombres con los que me encontré hoy tienen sus esposas y con todo eso buscan la diversión en otras. No malinterpretes mis palabras, pero no podía permitir que vieran la debilidad que tengo hacia ti.

— ¿Qué te costaba llevarme contigo y sentarme en tus piernas? Sé muy bien que para la mafia una mujer solo sirve para dar herederos y ser una perra en la cama. ¿Te costaba aparentar eso conmigo? Les podías hacer creer que aparte de ser tu esposa, también soy tu jodida suka. — solloza — Ya no sé ni qué pensar ni quién en realidad tiene la razón. Este eres tú, un monstruo que te apodan en los barrios bajos como el carnicero por las muertes tan despiadadas que en aquellos años hacías. Siento que yo soy un obstáculo para ti y que por eso tuviste que encerrar a tus demonios, pero ya no más. No finjas. No lo hagas, porque me da igual quien eras y quien eres ahora.

INFIERNO +18 [3] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora