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the adults are talking – the strokes

Al final, Hazel solo se saltó Matemáticas.

Llegó al instituto una hora más tarde y ni siquiera tuvo que dar demasiadas explicaciones porque se trataba de Hazel Green, hija de Claire Green.

La conserje Beatrice, aquella mujer regordeta que tenía las mejillas siempre encendidas, la miró con aquellos ojos azules tan grandes y le preguntó por qué no había entrado con el resto de sus compañeros.

—No me encontraba muy bien esta mañana, pero ahora estoy mejor. Mi madre no ha podido acompañarme, ya sabe —respondió la castaña—. El trabajo.

Beatrice y la madre de Hazel habían sido compañeras de habitación en Yale, pero, de alguna manera, Beatrice había acabado siendo la conserje de la escuela secundaria de Starkville y su madre había conseguido uno de los puestos más altos en una de las empresas de marketing más importantes del país.

—Ah, claro. Claro, típico de Claire. Trabajo, trabajo, trabajo. ¿Estás segura de que te encuentras mejor?

—Sí. Creo que ha sido solo un susto, pero ya está.

Beatrice le sonrió con la calidez que Hazel habría deseado que albergara el rostro de su madre.

En secreto, Hazel siempre había deseado que su madre fuera un poco más como aquella mujer. Se la imaginó horneando galletas para sus hijos, la cocina repleta de aquel olor tan característico a repostería y un montón de esos abrazos de los que te estrujan hasta dejarte sin aliento.

—De tal palo, tal astilla... Tu madre era capaz de presentarse a un examen con cuarenta de fiebre, ¿sabes?

Hazel frunció los labios en un intento de sonrisa. Agarró con fuerza el asa de su mochila, tambaleándose sobre un pie. Dio un vistazo al móvil cuando le vibró dentro del bolsillo: había recibido un mensaje de Annie.

 Dio un vistazo al móvil cuando le vibró dentro del bolsillo: había recibido un mensaje de Annie

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Casi pudo sentir el aparato congelarse entre sus dedos. El vídeo. El vídeo. El vídeo.

—¿Sabes ya a qué universidad mandarás solicitud?

Siempre la misma pregunta...

—A Yale, claro.

...y siempre la misma mentira como respuesta.

—Se supone que no debo decir esto, pero eres la mejor estudiante que tenemos —Beatrice le dedicó otra de sus sonrisas cálidas antes de soltarla y dejarle ir a clase por fin—. Está claro que entrarás. Te encantará la experiencia, ya verás.

Hazel no se vio obligada a dar más explicaciones.

En la cafetería, le dijo a Annie que en el médico le habían dicho que no tenía nada, que probablemente fuera cosa del estrés. Buscó a Astrid con la mirada por todo el lugar, pero solo vio a Bones comiendo con sus amigos del equipo de baloncesto.

Todos los días de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora