Lindsey Cooper II

La boda

Lindsey atendió a Gerorge, detuvo la hemorragía, cerró la herida con díctamo y le suministró una dósis de poción reabastecedora de sangre que le permitió recuperar fuerzas, sin embargo no pudo hacer crecer su oreja nuevamente, había sido cercenada con magia oscura, así que era imposible. Ella pensó en Severus mientras se lavaba las manos temblorosas, sabía que no lo había hecho adrede, que probablemente algo lo llevó a soltar ese horrible conjuro, pero... todos lo acusaban y odiaban (como era lógico)

Kingsley y Hermione llegaron poco tiempo después y se repitió el mismo proceso de preguntas para descartar impostores. Posteriormente llegaron Fred y el señor Weasley quienes antes de someterse a cualquier interrogatorio corrieron al interior de la casa para comprobar el estado de George. 

—¡Gracias a Dios que llegaron, Arthur! —dijo la señora Weasley abrazando a su marido y luego a Fred.

—¿Cómo está él? —preguntó este último mientras miraba a su hermano con preocupación.

—Lindsey dice que se pondrá bien, aunque desafortunadamente no habrá forma de hacerle crecer la oreja nuevamente porque fue arrancada con magia oscura —respondió Molly.

—Descuida, mamá, al menos ahora podrás distinguirnos —respondió George con voz débil mientras sonreía. 

—Muchas gracias, Lindsey —dijo el señor Weasley con sinceridad.

Después llegaron Ron y Tonks, esta última se aferró a su marido mientras contaba que Ron la había defendido y protegido de los embates de un mortífago, y que además habían sido atacados por Bellatrix Lestrange quien parecía empecinada en matarla a ella. Lindsey ahogó un grito mientras las manos le temblaban, cada vez se sentía peor, sobre todo con el hecho de que ella sabía de antemano que serían atacados por mortífagos, pero no podía decir nada, todo era parte del plan de Dumbledore.

Los últimos en llegar fueron Bill y Fleur, aunque con muy malas noticias, Ojoloco no regresaría, lamentablemente había sido alcanzado por una maldición asesina y Mundungus Fletcher se desapareció en el acto.  Harry por su parte también se sentía triste y culpable, así que expresó que no podía seguir estando allí un solo segundo más porque no quería seguir exponiéndolos al peligro. 

—¡No, Harry! El objetivo de esta noche era traerte sano y salvo a esta casa —dijo Molly—, y afortunadamente lo logramos. Pronto se casarán Bill y Fleur, así que podrás asistir a la fiesta y...

—¿Pero y si descubren que estoy aquí? Ellos podrían... ¡No! 

—No tendrían porqué saber que estás aquí, Harry —intervino el señor Weasley—, hay muchos lugares en los que podrías estar.

—Pero yo no quiero que nadie más salga lastimado por mi culpa... no lo entienden, no saben como me hace sentir esto.

Lindsey no pudo soportar más y se dejó caer en un sillón con el rostro entre las manos mientras sollozaba con gran pena.

—¿Ves lo que provocaste, Harry? —dijo Ron con un tono de reproche—, deja de decir tonterías, lo que sucedió esta noche no fue tu culpa.

Hermione se sentó en uno de los brazos del sillón junto a Lindsey, poniéndole una mano en la espalda, y Harry se sentó al otro lado de su tía para reconfortarla mientras todos la miraban con conmiseración.

—Lo siento, tía, no quise preocuparte.

Ella lo abrazó con fuerza sin dejar de sollozar.

—Perdóname, hijo, perdona mi reacción, es solo que estoy... muy asustada por todo esto, temo por ti y también por los demás.

Posteriormente lo liberó y se levantó del asiento mientras tomaba la mano de Hermione y miraba a todos sus amigos. 

—Les agradezco muchísimo a todos ustedes por lo que han hecho por mi sobrino... jamás lo olvidaré y... de verdad siento muchísimo lo que le sucedió a George, y sobre todo siento lo de Ojoloco, lamento también que hayas sido atacada por Bellatrix, Tonks... de verdad lo lamento.