El Reencuentro

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Amparado detrás de los árboles y arbustos, Snape miró con cierto matiz de orgullo como Harry Potter se sumergía dentro del lago congelado para rescatar la espada de Gryffindor, no podía negar que el muchacho, al igual que Neville Longbottom, eran dignos de estar en la casa a la que pertenecían, sin embargo, luego de algún tiempo comenzó a preocuparse al ver que Potter no emergía... ¿Qué demonios estaba sucediendo?  ¿Qué lo estaba retrasando? Ya debería haber subido... no podía dejarlo ahí, abandonado a su suerte, o de lo contrario moriría, tendría que ir a rescatarlo, así tuviese que modificarle la memoria luego. 


Ya estaba preparándose para salir de su escondite y ponerse manos a la obra con el rescate, cuando de pronto vio que alguien se acercaba.

—Lo que faltaba —dijo en un susurro mientras empuñaba la varita.

No podía distinguir de quien se trataba debido a la niebla, la oscuridad  y  la distancia, pero sea quien fuere tenía las mismas intenciones que él, pues lo vio sumergirse en el lago para rescatar a Potter, segundos después se dio cuenta de que se trataba de Weasley, y fue en ese momento en que pudo respirar con alivio antes de regresar al castillo. Potter estaba a salvo y tenía la espada de Gryffindor consigo.


Días después, Snape temblaba de pánico aunque intentaba disimular, estaba en su oficina y ya empezaba percibir el escozor molesto en su antebrazo izquierdo cuando de pronto Alecto y Amycus Carrow entraron eufóricos anunciando que habían capturado a Potter.

 —¿Están absolutamente seguros de eso? —preguntó.

—Completamente —respondió Amycus—, acabo de enterarme.

 —¿Quién fue? ¿Quién lo atrapó? 

—Los Carroñeros, fue por uno de ellos que lo supe, salió huyendo de casa de los Malfoy, dice que Bellatrix le robó una espada que él le había quitado a Potter y a sus amigos —dijo Amycus. 

—¿Y dónde está? —preguntó Severus.

—¿Potter o la espada? —preguntó Amycus.

—Ambos —quiso saber Snape con un tono de impaciencia que disimulaba muy bien el miedo que sentía.

—En la mansión Malfoy obviamente, una vez en poder del Señor Tenebroso no escaparán. 

—¿Pero él ya llegó? ¿lo llamaron?

—No, no lo habían llamado aún pero de seguro no tardarían en hacerlo. 

 —Vamos allá.

—¿Estás loco, Snape? —dijo Alecto—, el Señor no querrá interrupciones.

—Pero deben asegurarse de que realmente es Potter a quien tienen, los Carroñeros podrían intentar engañarlos solo para cobrar el dinero de la recompensa. En ese caso el SeñorTenebroso no tendría piedad.

—Problema de los Malfoy —dijo Amycus encogiéndose de hombros—, aunque... el carroñero dijo que no están seguros de que fuese Potter.

—¿Por qué? —preguntó Alecto, Snape también estaba atento a la respuesta. 

—Porque se veía diferente... dijo algo sobre su rostro, que no parecía él.

—¿Pero que hay de sus amigos? —preguntó su hermana.

—Había dos personas junto a él según dijo, pero el caso es que ciertamente podría tratarse de un fraude.

—¡Salgan de aquí los dos! —espetó Snape de mal humor y ambos hermanos obedecieron de mala gana.

Lindsey Cooper IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora