Felicidad

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Lindsey, Harry, Ron y Hermione se dirigieron de nuevo al castillo, y cuando entraron en el gran comedor consiguieron una enfermería improvisada, la mayoría de los heridos estaba en la tarima donde normalmente se elevaba la mesa de los profesores, a la señora Pomfrey se le iluminó la mirada al ver entrar a Lindsey. 

—¡Santo Cielo! Creí que habías muerto —dijo mientras la abrazaba.

—Tía, debo ir a encargarme de esto —dijo Harry soltando la mano de Lindsey que tenía asida, mientras agitaba con la otra el frasquito con los recuerdos de Snape. 

—¿A dónde vas, Potter? —preguntó la señora Pomfrey aterrada—, no pensarás en hacerle caso a él... ¿o sí? 

—No, de ninguna manera —contestó Lindsey por su sobrino—, solo se encargará de un asunto importante durante esta tregua. 

Harry asintió con una ligera sonrisa. 

—Ven, te ayudaré —dijo Lindsey ahora tomando la mano de Pomfrey.

Sin embargo la señora Weasley y George, con los ojos llenos de lágrimas la abordaron enseguida y también a Ron.

—¿Han visto a Fred y a Percy? 

—Sí, ellos están en el séptimo piso —explicó Ron—, Fred resultó herido, casi muere, pero Lindsey lo salvó —se apresuró a decir al ver que un par de lágrimas salieron de los ojos de su madre.

—¿Dónde está? —preguntó George tomando a Ron por los hombros.

—Se pondrá bien —dijo Lindsey—, lo dejé escondido detrás de un tapiz porque es necesario que descanse y aquí no podría hacerlo. Ron, por favor lleva a George junto a tus hermanos, Percy tal vez se esté muriendo de nervios, llévenles agua y algo de comer, es necesario estar hidratados.

A medida que avanzaba por el gran comedor, Lindsey escudriñaba los rostros de los cadáveres, con el temor de reconocer a alguien muy cercano, y de pronto vio algo que le dio un vuelco a su corazón, Remus y Tonks yacían unos metros más adelante, tomados de la mano y con una expresión plácida en el rostro.

—¡No... no, Dios mío, no! —dijo Linsey dejándose caer de rodillas frente a sus amigos.

Hermione también palideció.

—¡Lindsey... espera un segundo, Lindsey! —dijo la señora Pomfrey, pero su amiga era un mar de llanto.

Entonces le puso una mano en el hombro, apretó ligeramente y le dijo:

—Están vivos. 

—¿Qué? —respondió la medimaga, pero en ese momento cualquier duda quedó disipada cuando vio a Tonks moverse y abrir los ojos lentamente, a su lado Remus también comenzaba a recuperar la consciencia.

—Fueron aturdidos pero según lo que me contaron, Remus casi muere a manos de ese tal Dolohov —respondió la señora Pomfrey.

—¡Lindsey! —exclamó Tonks, pero la medimaga como respuesta los capturó a ella y a Remus en un abrazo sin dejar de sollozar.

—Me asusté terriblemente al verlos aquí, tirados en el suelo junto a los cuerpos.

—Lo siento, hay mucha contingencia aquí y por esa razón no había espacio, así que...

—Descuide —dijo Remus mirando a la señora Pomfrey con conmiseración.

—Tranquila, Linds, estamos bien —respondió Tonks, sollozando también, conmovida por el llanto de su amiga.

—¡Gracias a Dios! Hubiera sido terrible que...  olvídenlo —respondió la pelirroja soltando a sus amigos para secarse las lágrimas—, debo ponerme manos a la obra. 

Lindsey Cooper IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora