Menos mal que es fin de semana y no tengo que ir a trabajar. Me estoy sintiendo terrible gracias a la resaca que me he provocado yo solita, y para rematar la mañana resulta que ahora tengo un supuesto novio que no sabía que tenía.
El comienzo del sábado no está siendo nada bueno. Tras escuchar a la mujer que da siempre las noticias, me he ido a mi habitación y me he encerrado ahí.
Me paso bastante tiempo pensando en lo que podría pasar de ahora en adelante. En las fotos que se han mostrado en la pantalla donde salíamos Hudson y yo juntos, a él se le reconoce bastante bien, pero gracias a un milagro solo los que me conocen sabrían a primera vista quien es la chica de las fotos. En varias de ellas mi cara se ve, pero no muy bien ya que está algo borrosa, y en otras salgo de espaldas. Le suplico al universo para que cuando salga a la calle, nadie sea capaz de reconocerme.
Cuando por fin me decido a salir del cuarto es para quitarme el olor a alcohol y tabaco de mi cuerpo. Me dirijo al baño y tras una ducha de agua caliente ya estoy renovada. me ha sentado muy bien.
Salgo y me visto con un chándal para estar cómoda y poder hacer cosas por la casa. Miro mi cuarto, es hora de organizarlo, está hecho un desastre. Empiezo por la cama, que todavía no está hecha, para continuar con el armario, el escritorio y por último la estantería que tengo repleta de libros, que según Beth lo único que hacen es coger polvo una vez que los he terminado de leer.
Salgo y Beth sigue en el sofá viendo la televisión. El apartamento necesita una limpieza, así que me pongo manos a la obra. No le digo nada a mi amiga porque la semana pasada fue ella quien lo limpió y organizó. Cuando nos vinimos a vivir juntas, acordamos que una semana se encargaba ella y a la siguiente lo haría yo, así sucesivamente y de esa forma lo hemos estado haciendo hasta ahora.
—¿No te apetece hacer algo más que estar todo el tiempo pegada a una pantalla de televisión? — le pregunto a la morena con intención de que haga algo más.
—Tengo que estar despierta durante toda la noche, lo mejor es que guarde mi energía hasta entonces — responde, dando la misma excusa de siempre.
No vuelvo a contestar porque sé que va a ser en vano como siempre que lo intento. Pongo el lavavajillas que dije ayer que pondría para a continuación ponerme a barrer un poco el suelo.
Agradezco que el apartamento tenga lo básico, haciendo que no sea muy grande, cuanto más pequeño menos hay que limpiar. Cuando he terminado, lo único que me queda por hacer es poner la colada. Agarro la ropa del cesto y la pongo, la ropa rueda sin parar dentro de la lavadora.
Son las seis y media cuando termino de hacerlo todo, decido descansar un rato, por lo que voy junto a Beth.
—¿Llevas mejor la resaca? — me pregunta.
—La verdad es que lo he pasado mejor de lo que pensaba.
—Nunca pensé que beberías tanto como para pegarle a alguien — comenta, y suelta una carcajada.
No recordaba ese momento hasta ahora. No sé en qué momento pensé que comenzar una pelea era buena idea. Con eso terminé de demostrar que el alcohol tiene mucho efecto en mí, pero esa chica consiguió enfadarme y bien.
—Qué puedo decirte, ella se lo buscó — me justifico, también recordando el momento.
Por lo que se ve, mi mejor amiga también fue espectadora de aquella escena. La verdad es que no sabía que tenía tanta fuerza.
—Estuviste estupenda, parecías luchadora profesional — parece que lo dice muy convencida, pero luego de quedarse en silencio unos segundos comienza a reírse.
ESTÁS LEYENDO
Entre un amor y medio (Entre amores #1)
Romance¿Qué ocurre cuando comienzas a sentir por dos personas totalmente distintas? Un cantante famoso. Un chico encantador. Y una periodista un tanto curiosa. Por motivos laborales, Iris Cooper debe conocer a Hudson Allen, la sensación del momento. Un can...