21 | Jareth al rescate

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La despedida de Melissa la ha organizado Linda junto a otra amiga muy cercana a Mel, por lo que es ella quien me manda la información del lugar en el que tengo que estar y a qué hora debo ir.

Me encuentro arreglándome para la ocasión con Kiwi y Beth acompañándome en el proceso. Estamos en mi habitación, Beth sentada sobre mi cama y Kiwi sobre ella mientras yo me pongo el vestido. Espero no tener que agacharme demasiado porque sino todos me verán el alma entera debido a su longitud.

Procedo a peinarme, haciéndome una coleta alta que deja mi rostro despejado y por último, me maquillo resaltando mi color de ojos con una sombra de color dorado. Cuando estoy lista, me pongo los tacones mortales que Beth me obligó a comprar, espero aguantar con ellos gran parte de la noche, sé que toda no voy a poder.

—Si Jareth estuviera aquí no dejaría que salieras con ese vestido puesto de la habitación, estás despampanante — me asegura.

—¿Gracias?

—Es verdad, si me gustaran las chicas te comería la boca y más en este instante — río por su comentario — a ver si te lo crees un poco más, que puedes.

—Como tú digas — le doy la razón para que no empiece con su discurso de la autoestima.

—Y cuando vuelvas, procura no hacer ruido, odio que me despierten — me advierte.

—Pero si tú no te despertarías ni siquiera cayendo una bomba al lado del edificio — rechisto.

Beth rueda sus ojos y se levanta para salir del cuarto. Ya he cenado, pues no quiero ser una fábrica de vómito como la última vez que fui de fiesta en caso de que beba, claro.

No me olvido tampoco de echarme colonia antes de salir. Para mí es esencial oler bien, si no voy con mi perfume encima es como sentirme desnuda ante el resto.

Cuando estoy en el ascensor llamo a un taxi para no tener que estar esperando demasiado afuera. No voy en metro porque moriría si anduviera de más con estos tacones tan altos, y no me importa gastar ese dinero porque será una buena inversión.

El taxi llega y no tardo más de quince minutos en llegar al sitio que Linda me ha mandado. Al bajar, no sin antes pagar, veo a lo lejos a mi amiga y algunas otras chicas más que no conozco.

Cuando me acerco Linda nota mi presencia y me saluda con entusiasmo, aunque no le pone tanta efusividad como la novia, podría asegurar que Melissa es la persona más entusiasta que conozco.

—Qué bien que hayas llegado, en unos minutos llegará Melissa — avisa.

—¿No ha llegado con vosotras? — pregunto por la duda.

—Melissa no sabe dónde es ni lo que le hemos preparado, por eso la traen después — explica.

Tras el saludo y demás, Linda me presenta al resto de chicas. Entre ellas se encuentran varias amigas de Mel, y alguna que otra prima. Todas parecen amables y simpáticas, me sonríen cuando voy a saludarlas y puedo sentirme algo integrada entre tanta desconocida.

Un coche se para frente a nosotras, de él baja una Melissa con los ojos vendados. La persona que conduce baja la ventanilla del coche y habla.

—Cuidármela — nos advierte, más a Linda que a cualquier otra — yo ya me voy a lo mío. Divertíos — se despide, y en un abrir y cerrar de ojos ya se está yendo.

Supongo que sería Jonh, ya tendré tiempo de conocerlo en la boda.

—¿Puedo quitarme ya esta venda de los ojos? — ruega Mel, que se encuentra rodeada por todas.

—Solo espera unos segundos — dice una morena que, si no mal recuerdo es Mery, una de sus amigas.

—Eso mismo me lleva diciendo Jonh durante todo el camino — pone una mueca, y en efecto, el del coche es su cada vez más cercano esposo.

Entre un amor y medio (Entre amores #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora