14 | Primera vez confiando en Cooper

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Esta mañana Central Park se encuentra tranquilo. Es temprano y todavía no hay demasiadas personas, solo el canto de algunos pájaros que revolotean por los alrededores.

En cuanto veo una fuente, me paro para beber agua. Llevo corriendo durante una hora, y ya necesitaba hidratarme para no morir del cansancio y sed. Esta mañana he decidido salir a correr, hacía buena mañana y todo el chocolate que engullo a lo largo de las semanas no va a desaparecer solo del cuerpo.

Cuando termino de beber, me echo un poco de agua en la frente para refrescarme y sigo mi camino de vuelta al apartamento, no aguanto mucho más haciendo ejercicio. Vuelvo a ponerme los auriculares, One day de Imagine Dragons comienza a sonar, una canción que Jareth me dijo que debía escuchar el otro día.

Admito que tiene buen gusto en lo que a música se refiere, la canción me está gustando y espero que siga haciéndome alguna que otra recomendación más.

Por fin llego a casa, subo corriendo y en cuanto llego voy directa al baño para darme una ducha. Después de haber hecho deporte durante más de una hora, estoy completamente sudada, lo que hace que me sienta sucia, y odio esa sensación. También me lavo el pelo, y en menos de quince minutos estoy fuera. Voy a mi cuarto para cambiarme de ropa.

Me encuentro con Kiwi tumbado boca arriba encima del cojín de mi cama, como le encanta la comodidad a este gato. Si fuera humano, seguro que sería el alma gemela de Beth, son los dos tal para cual.

Cuando termino de vestirme, vuelvo al baño para cepillarme el pelo y secármelo, tarea que termino en menos de cinco minutos. Una vez aseada, voy a la cocina para desayunar, y como de costumbre, Beth se encuentra tumbada en el sofá.

A estas alturas, no sé para qué tiene su habitación si pasa más tiempo durmiendo ahí que en su propia cama. Debería considerar la idea de usar su cuarto como uno para los invitados, si alguna vez viene alguien.

—Hora de levantarse — le digo al pasar por delante suyo. Le aparto el cojín en el que apoya su cabeza y le doy en la cara con el mismo para que se espabile un poco.

Ella me gruñe frustrada para luego arrancarme el cojín y tirármelo de vuelta, pero no lo consigue. A regañadientes, se incorpora y viene detrás de mí hasta la cocina.

Comienzo a sacar el cartón de leche de la nevera y el nesquik de uno de los armarios para prepararme el desayuno, junto a un par de tostadas de aceita y sal, con un poco de salmón.

Y sí chicos, soy team nesquik.

—¿Por qué Kiwi sí puede dormir todo el día y yo no? — refunfuña Beth, mientras meto el vaso de leche en el microondas.

—Kiwi es un gato y tú no. Parte de la naturaleza de los gatos consiste en dormir, tú tienes cosas mejores que hacer que estar tumbada todo el día — le reprocho.

—Eso no es justo, lo que pasa es que yo me reencarné en el ser vivo equivocado, porque claramente mi naturaleza es exactamente la de Kiwi — en cuanto dice eso ruedo los ojos y una sonrisa divertida aparece en mi rostro.

Esta Beth no tiene caso, a veces vivir con ella es como tener una hija pequeña.

Cuando tengo el desayuno listo, me siento en frente de Beth, en la barra que hay en la cocina. Después de correr me ha entrado hambre, por lo que, me está sentando bien un buen desayuno en estos momentos.

—¿Cuándo pensabas decirme que tenías novio de verdad? — pregunta ella, escrutándome con la mirada.

—Nunca, porque no lo tengo — respondo resuelta, dándole un mordisco a mi tostada.

Decido que le he echado poca sal, así que vuelvo a levantarme para coger el bote de sal. Le echo una pizca más de sal a ambas tostadas, y lo vuelvo a dejar en su sitio para volver a sentarme, junto a mi amiga.

Entre un amor y medio (Entre amores #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora