10 | Preguntas y no respuestas

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Este capítulo se lo dedico a kaddydibba , que disfrutes del final, sé que te va a encantar ver pelea y cómo explota la pobre de Iris. Ah, y también del momento 'Hudson en toalla' jiji.

Alma oscura la tuya como deber ser, amiga.

***

No sé en qué estaba pensando cuando acepté, pero aquí estoy, en la puerta del hotel Four Seasons de Manhattan, uno de los más conocidos y lujosos en el estado, y el cual yo no puedo permitirme porque sí.

Estoy indecisa, no sé si entrar o salir corriendo y dejar plantada a la persona que me ha invitado. La segunda opción es muy tentadora en este momento de mi vida. Si me estuviese esperando ahí dentro uno de los personajes masculinos de uno de tantos de los libros que me he leído no lo pensaría dos veces e iría corriendo a sus brazos. Pero no, se trata de un cantante con el ego subidito hasta las nubes y aires de superioridad que a veces le obstruyen el paso de oxígeno al cerebro.

Con toda mi fuerza de voluntad me animo a entrar, ya avisé de que vendría y no soy una persona informal. No sin antes armarme de paciencia y tolerancia. Como Hudson me dijo el número de habitación, voy directamente a los ascensores sin ser necesario pasar antes por recepción. Una música de esas relajantes suena dentro de la caja metálica en la que me desplazo hacia arriba y no tardo en llegar a la última planta, donde se encuentran las suites.

Llego a la planta correspondiente, por lo que, voy en busca de la habitación, la encuentro al final de pasillo. Doy un par de golpecitos en la puerta, pero nadie contesta. ¿Se habrá ido? Me habría hecho un favor para ser sinceros.

Sigue sin haber respuesta, así que, decido empujar el pomo de la puerta hacia abajo para ver si está abierta, y en efecto, el clic que hace esta al abrirse lo confirma. Pregunto si hay alguien dentro en voz alta, pero nadie responde, qué raro.

Dejo mi bolso y la cartera con todo dentro en una de las sillas que hay en la zona del salón, porque la habitación es tan amplia que no solo consta de baño y sala con cama. Al entrar, lo que encuentras es como una sala principal, donde está lo que se podría llamar salón, con un sofá que parece bastante cómodo, y enfrente la televisión. También hay una pequeña mesa con varias sillas alrededor, por si quisieras comer mientras disfrutas las vistas que te ofrece el gran ventanal del que dispone la suite.

Me llama la atención lo alto que me encuentro y me acerco para apreciar las vistas con una mejor panorámica. Desde aquí puedo ver gran parte de la ciudad, lo alto de muchos edificios, y otros que son igual o incluso más altos que el propio hotel, de los cuales llego a ver solo una parte.

Estoy tan absorta en la ciudad, que no me doy cuenta de que ya estoy en compañía cuando me giro y encuentro a un Hudson recién duchado. Lleva una toalla rodeada a la cintura, que deja ver su abdomen bien trabajado, por donde las gotas de agua descienden lentamente, y el pelo húmedo, haciéndolo ver más atractivo de lo que ya es.

Esto me ha pillado por sorpresa, así que mi reacción es abrir exageradamente los ojos, ponerme roja como un tomate por la situación nunca vivida con una persona así, y quitar mi vista en cuanto salgo de mi sorprendente aturdimiento.

Oigo que Hudson comienza a reírse, seguramente por mi reacción y en vez de ponerme aún más colorada, me causa más molestia.

—¿Te gusta lo que ves? — pregunta con toda su arrogancia.

—Para nada — digo aun molesta y sin mirarlo a la cara — ve y ponte algo, no quiero ver nada que no sea necesario.

Sin decir nada más, vuelve a desaparecer por la habitación. Oigo como abre su armario y comienza a cambiarse. Yo mientras lo espero sentada en el sofá e intentando calmar los nervios. Cinco minutos después está de vuelta.

Entre un amor y medio (Entre amores #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora