11 | Invitación (in)directa a una boda

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Acabo de llegar al edificio. Dejo la chaqueta que llevo puesta en el respaldo de la silla y salgo para sacarme algo de aperitivo de la máquina expendedora que hay al salir de mi oficina. Cuando estoy volviendo, me cruzo con el señor Harrison.

Hoy va más informal de lo usual, lleva puesto un polo en vez de la camisa y chaqueta de siempre. Cuando me ve, se le alegra la cara un poco.

—A usted la estaba buscando — dice nada más verme a los ojos.

Sorprendida por aquello, me señalo a mí misma para comprobar si he oído bien. Él asiente con la cabeza al ver la duda asomarse en mi rostro. Me hace un gesto con la mano y lo sigo, ya que, ha comenzado a andar dirección a su despacho.

Cuando ya estamos dentro, Harrison toma asiento en su gran silla, yo prefiero quedarme de pie, esperando que lo que tenga que decirme no tome mucho tiempo.

—Quiero actualizaciones del tema Hudson — anuncia sin tapujo alguno, yendo directo al grano.

Que no me hubiera preguntado antes ya estaba siendo raro, me había dejado en manos un trabajo que según él es de importancia, y no se ha molestado en seguir el curso de este. Lamentablemente lo que tengo para decir no va a ser de su agrado, menos porque ya han pasado unas semanas desde que me lo encargó.

Harrison apoya sus codos sobre la mesa, entrelazando sus manos para dejar reposando su barbilla en ellas. Me mira fijamente, negándose a perder ningún detalle de lo que voy a explicarle.

—La verdad es que no he conseguido mucho. Hudson se niega a colaborar en ello — le comunico.

La reacción de mi jefe es la que estaba esperando, arruga su entrecejo y pone una cara que, según yo y todos mis compañeros, es de no estar complacido con la respuesta. Este se echa para atrás en su silla de respaldo alto, cruzándose de brazos sin quitarme la mirada de encima. Harrison suele ser un señor simpático, aunque un poco cascarrabias de vez en cuando, supongo que ya es la edad, pero ahora mismo se encuentra en una posición un tanto inquietante para mí.

—¿Y por qué dice eso?

—Cada vez que le hago una pregunta rehúye de ella. Así no puedo saber sobre él y mucho menos escribir sobre su persona si no conozco nada que le pueda atribuir — respondo, esperando que no me machaque tanto con esto.

También es cierto que he ido tomándomelo con calma, fueron días los que he tardado en escoger un tema final, y decidido empezar a escribir una semana después, como mucho unos días más que eso.

—Te encargué el trabajo porque creo que es capaz de lograr cualquier cosa que le mande. Si lo ha intentado y ha fallado en su primera ocasión, busca alternativas que crea que pueden funcionar. Tal vez ese chico no es alguien fácil, pero no inaccesible. Sigo queriendo mi exclusiva, señorita Cooper — me advierte después de su despilfarro de palabras.

Asiento con la cabeza dándole la razón, no me queda otra que acatar sus órdenes sin rechistar. Me tomo esto como la conclusión de la conversación y me retiro de vuelta a mi puesto.

Aunque no tengo ningunas ganas de volver a ver a Hudson, sigo preparando algunas preguntas que pueda hacerle, que puedan darme la oportunidad de conocerlo aún más. Luego pensaré en algunas estrategias para hacer que el cantante se abra a mí.

Un mensaje llega a mi teléfono mientras sigo con el trabajo. Es Jareth, preguntándome si tengo algo que hacer luego por la tarde. Le digo que no y quedamos en dar un paseo, por ningún lugar en concreto. Últimamente lo estoy viendo mucho y el saber que en un rato lo volveré a ver me ilusiona y me pone contenta, dibujando una sonrisa tonta en mi cara.

Después de eso sigo con lo que rato atrás estaba haciendo, o lo intento porque ahora mismo me siento desconcentrada. Decido llamar a Beth y tomarme un tiempo libre, ayer no despotriqué sobre el cantante por su actitud, me metí directamente en mi cuarto y no he salido hasta esta mañana.

Entre un amor y medio (Entre amores #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora