37 | La chica que soluciona los problemas ajenos

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Como el señor Harrison me prometió hace dos días, lo que escribí no ha sido publicado hasta hoy. Esta mañana, al llegar al trabajo, me he encontrado con un periódico cuya sección principal estaba y sigue estando ocupada por el artículo que escribí esa tarde, lo cual me provoca una sonrisa.

El comienzo de mi plan por arreglar todo ha empezado, pues desde esta mañana está siendo distribuido por todos lados. Pero vamos a ir a lo importante: ¿Jareth ha dado señales de vida después de haber visto lo que le dejé en su puerta? ¿Acaso ha leído el artículo? La respuesta es que no lo sé.

Después de haberle dejado ese sobre y haberme ido enseguida no he sabido nada que me dé alguna pista sobre si ha leído el artículo o escuchado el audio. Espero que lo haya hecho y por lo menos le haya agradado. En caso de que no lo ha hecho, que se moleste en hacerlo en algún momento, después de haberme interesado en encontrar pruebas no podría hacer menos.

Aunque, si no lo ha leído tampoco podría retrasar su publicación, le di mi palabra al señor Harrison.

Ahora que pienso en él, no he sabido tampoco de su existencia por ningún medio. No se le ha visto en televisión ni se le ha escuchado por radio durante estos últimos días, lo que es extraño. Es por eso que mi indignación por no molestarse en escribirme disminuye un poco, quizá la amargada que tiene como representante le haya prohibido estar en contacto con cualquier criatura del exterior o hay un motivo importante detrás de ello.

Beth opina que eso no lo excusa y pienso que tiene razón, pero quiero pensar que hay alguna razón para que aún no me haya hablado. La esperanza es lo último que se pierde, como dicen.

Hoy trabajo tan solo hasta media mañana, ya que, el señor Harrison me ha dado el resto del día libre. Según él no necesita más de mí por hoy. También me anoto mentalmente que tengo que hablar con él sobre la persona responsable de todo este lío. No sé cómo se lo va a tomar, seguro que le cabreará mucho el hecho de que haya sido alguien de su entorno laboral.

Me pregunto si Evelyn habrá hablado con él para despotricar sobre su gente, los que trabajamos para él, puesto que, cuando soltaron la bomba en televisión a la primera que culpó fue a mí.

Dejo de hacer lo que estaba haciendo, mi turno de trabajo ha terminado como ya he dicho. He quedado con las chicas para continuar intentando solucionar esto. Melissa me dijo que fuera al edificio donde en su día salí junto a Hudson en una entrevista, así que me sé el trayecto.

Al llegar la única que falta es Beth, quien dijo que vendría para aportar apoyo moral. Cuando lo dijo, Melissa le recordó que allí había un contacto de John, por lo que, hoy mataríamos dos pájaros de un tiro según ella. Al oír que serviría de oportunidad laboral para ella le entraron aún más ganas de venir. Cinco minutos después aparece.

—Siento mi pequeño retraso, no encontraba sitio donde aparcar — se disculpa. Nos sonríe a todas en cuanto levanta la vista.

—No te preocupes, han sido solo cinco minutos — le contesta Mel.

Como ya estamos todas entramos y subimos a la misma planta en la que ya estuve. Es como aquel día, personas yendo de un lado a otro de forma apresurada para poner todo en orden y que las personas que van a aparecer en pantalla estén listas para ello.

Todas, exceptuando a Melissa, nos quedamos paradas sin saber qué hacer. En cambio, nuestra amiga comienza a sacudir su mano en cuanto ve a alguien que conoce, o eso parece.

—Hola Mike, ya estoy aquí como te dije — saluda al amigo de su marido.

Cuando lo observo me parece haberlo visto antes en su boda. Este dirige su mirada hacia nosotras, pero me parece que se detiene mayormente en mi amiga. Algo me dice que la despampanante Beth ha causado una buena impresión a alguien, lo que me parece estupendo y divertido al mismo tiempo.

Entre un amor y medio (Entre amores #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora