El Concilio de Elrond

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Al día siguiente,tuvo lugar el esperado Concilio.

 Discretamente, desde uno de los jardines, Aelin y Arwen veían pasar a todos los integrantes al patio donde habían dispuesto muchas sillas en círculo.

 _No entiendo por qué hemos de permanecer al margen_dijo la joven, en voz baja_, ésto nos atañe a todos.

 _Ya sabes por qué es.

 _Ya...cuestión de hombría, cómo no, en un mundo donde impera el machismo.

 _Son representantes de las distintas regiones de la Tierra Media.Todos y cada uno de ellos se ven afectados por el mismo mal, y son precisamente ellos quienes deben debatir sobre el futuro de este mundo.

 _Pues yo quiero escuchar qué dicen.

 Arwen miró a su hermana.

 _Ada no permitirá que estés presente.

 _No. Por eso pienso esconderme.

 _Aelin...

 Pero la joven ya se había escurrido.

 _Sam...eh, Sam_llamó la elfa al hobbit, que se había detenido a medio camino de la galería por donde marchaban todos en dirección al patio.Venía acompañando a Frodo, pero tuvo que dejarlo ir y quedarse él atrás.

 Sam volvió sobre sus pasos y se acercó a Aelin.

 _¿Quieres oír lo que van a hablar? Sé de un sitio donde escuchar sin que nos vean.

 Al hobbit le brillaron los ojos.

 _¡Sí!

 _Pues ven conmigo...y no hagas ningún ruído.

 Aelin lo condujo tras unos arbustos situados a espaldas de algunos integrantes al concilio, desde donde podían ver a unos pocos, tomando ya asiento alrededor de un pie de piedra liso.

 _Merry y Pippin también querían..._dijo Sam, a lo que la elfa lo mandó a callar.

 _Shhh, si se dan cuenta de que estamos aquí, nos echarán.

 Elrond abrió el consejo.

 _Forasteros de tierras lejanas, amigos de siempre. Habéis sido convocados para atajar la amenaza de Mordor. La Tierra Media se encuentra al borde de la destrucción. Nadie puede escapar a ella. Debéis uniros o pereceréis. Toda raza se enfrenta a este destino, a ésta maldición. Muéstranos el Anillo, Frodo.

 Todos los allí congregados miraban aquel pequeño objeto con curiosidad y espanto.

 _Entonces es cierto... _dijo el hombre barbudo.

 _El Anillo de poder.... la maldición del hombre..._murmuró uno de los enanos.

 _En un sueño vi el cielo oriental oscurecerse...Pero en el Oeste persistía una pálida luz, una voz gritaba "tu maldición está cercana, el Daño de Isildur ha sido hallado...el Daño de Isildur..._el hombre parecía acercarse para tocarlo.

 _¡Boromir!_gritó su padre, y al instante, Gandalf comenzó a pronunciar unas oscuras palabras, que hicieron que el firmamento se oscureciese y todos los allí congregados tuviesen que taparse los oidos para no escucharlas.

 _¡Ash nazg durbatulûk, ash nazg gimbatul, ash nazg thrakatulûk agh burzum-ishi krimpatul! (Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos, y atarlos en las Tinieblas)

 Aelin y Sam se protegían mutuamente, asustados y deseando que aquella turbación se disipara.

 Cuando hubo terminado, la luz volvió a Rivendell, clara y luminosa como hacía unos segundos.

ESDLA,una elfa en la CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora