ESDLA,una elfa en la Compañía

Partida desde Rivendel y el paso de Caradhras

Nota: texto en negrita: voz de Saruman.

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Al alba, comenzó en Rivendel el movimiento.

 Aelin podía escuchar ya por allí cerca a alguno de los alegres hobbits y a los enanos que habían acudido al concilio.

 Se levantó del diván con desgana y se cambió de ropa lentamente.Se puso las botas y se recogió el largo cabello con una cinta.

 Aquel día no tenía ánimos para ir más deprisa.

 La noche antes había dejado el cuchillo sobre la mesita de los libros. Lo cogió y se lo metió en el escote de la camisa que llevaba bajo la chaqueta.Se puso una capa y se colgó el saco a la espalda, llevando en la mano la bolsa con su escaso equipaje.

 _Bueno, vámonos_dijo para sí misma, recogiendo el cinturón con la espada, su arco y el carcaj_.

 Salió y cerró la puerta tras ella.

Al llegar a la entrada a la ciudad, ya estaban todos allí, esperándola.Los hobbits al verla, saltaron de alegría, sobre todo Merry y Pippin, los más extrovertidos y escandalosos.

 _Ya pensábamos que no vendrías_le dijo uno de ellos_.

 Aelin se disculpó por llegar tarde.Su familia estaba allí, junto a muchos de los elfos de Rivendel para despedirlos.

 _Hija mía_le dijo su padre_, vas a emprender un largo camino y representarás con orgullo a la Casa de Elrond.Ten mucho cuidado y vuelve de una pieza.

 _Así lo haré, ada.No temas por mí.

 Arwen y sus dos hermanos la abrazaron y le desearon suerte.

 _Te esperaremos, Aelin_le dijo su hermana, con los ojos aguados_, no te separes de Aragorn, cuidará de ti tanto como de sí mismo.

 La joven abrazó fuerte a su hermana, emocionada.

 _Lo sé, volveré, Arwen, te lo prometo.

 _Aún estás a tiempo de echarte atrás, ya lo sabes_le dijo su padre_.

 Aelin bajó la vista unos momentos.

 _No_respondió_, cumpliré mi cometido y le serviré a la Compañía con todos los medios de los que pueda disponer.

 Su padre sonrió, orgulloso.

 _Así habla una elfa de Imladris.Ve con ellos_dijo, señalando a los demás_.

 Aelin se colocó entre Aragorn y Boromir.

 Ahora, Elrond habló en general.

_El Portador del Anillo se dispone a partir para el Monte del Destino. A los que viajáis con él, ni juramento ni atadura obliga a ir más allá de vuestra voluntad. Hasta siempre, cumplid vuestro propósito. Y que todas las bendiciones de Elfos, Hombres y los Pueblos Libres, os acompañen.

 Al fin se pusieron en camino.La elfa había atado su equipaje a Bill, el poni que llevaba Sam, y caminaba junto a Aragorn con las manos libres.Se había atado la espada a la cintura y llevaba el arco y el carcaj a la espalda también. Al frente, Gandalf abría la marcha y los hobbits se entremezclaban entre ellos.

 _¿Te encuentras bien?_le preguntó Aragorn, en confianza_¿Te duelen los cortes?

 _No, no te preocupes, están curando bien.Podrás quitarme los puntos mañana o pasado.