La tenue llama de aquel candil despedía apenas un leve brillo que dejaba entrever las mantas extendidas sobre el suelo.
Como cada noche antes de irse a descansar, descolgó la cadena de su cuello y, sobre la palma de su mano, observó desolado la joya de su amada. El brillo de la Estrella de la Tarde se desvanecía a cada día que pasaba.¿Habría esperanza para ella?
Sabía que en Valinor sanaría, en las lejanas Tierras que les fueron concedidas a los elfos, Arwen recuperaría la salud y su brillo renacería para no volver a apagarse hasta el fin de los tiempos. Pero aquella Peredhel no se rendiría...confiaba en él ciegamente y su amor por el montaraz era más fuerte que la misma muerte.
_Si tan sólo pudiera saber de ti..._dijo Aragorn a la joya_Vete a los puertos, Arwen, para ti sí queda esperanza.
Aragorn se llevó la joya a los labios y la besó, como había hecho tantas veces. Volvió a colgarse la cadena y echó la cabeza sobre las mantas del suelo.
Poco a poco, sus pensamientos, inquietos y angustiosos fueron dejando paso a una relativa relajación que precedía al sueño...
...sus sueños...
...en ellos cada noche un rostro de pura luz de estrella lo visitaba para vaciar su espíritu de todo mal, tan sólo su simple imagen bastaba para alejar sus propias sombras cuando en la inconsciencia abría los ojos y adivinaba borrosamente los bellos rasgos de la cara élfica que le susurraba tantas palabras de aliento. Con el anhelo de verla de nuevo, entreabrió los párpados y la esperada visión de su mente volvió a hacerse visible ante él.
_Estás aquí_murmuró en la somnolencia_. No te alejes.
_He vuelto esta noche para velar por tu descanso....duerme_le susurró dulcemente aquella voz_.
Su imagen se inclinó un poco más y rozó su barbilla con los labios. El montaraz alzó una mano y tomó uno de los ondulados mechones castaños de la elfa que caían sobre su pecho, haciéndolo resbalar entre sus dedos.
_Eres tan real..._le susurró_incluso puedo sentir tu aliento sobre mí.
_A veces los sueños despiertan más sentidos que la vista_le iba susurrando la elfa en la cara_, el olfato_deslizó sus labios hacia el cuello y subió hasta su oreja_, el oído_arrastró su boca desde la sien y siguió por el pómulo_, el tacto_decía mientras le pasaba la mano por el pecho_, el gusto...
Aquellos suaves labios se dejaron caer sobre los de él quien, con los ojos casi cerrados, se dejaba llevar por las caricias de aquella representación onírica de la elfa que tan lejana a él se encontraba, y a la vez esa noche tan cerca, tan increíblemente real y manifiesta. Los labios que lo acariciaban se movían encima de los de él pudiendo sentir a la perfección su templada suavidad, la mano que lo tocaba se arrastraba por su pecho arrugándole la túnica hacia arriba, el largo cabello que caía hasta su cuello le cosquilleaba la piel...todos sus sentidos estaban despiertos en su sueño, parecía tan imposible y a la vez tan verdadero, tan...tentador.
Entre las maravillosas sensaciones que aquel sueño despertaba en él, algo más captó su atención, un reflejo a su izquierda centelleó durante una milésima de segundo e inconscientemente dirigió su vista hacia él.
_¡No!_gritó de pronto al ver la espada en la mano de la elfa.
Aragorn rodó sobre sí mismo justo a tiempo de ser degollado por su sueño, que no resultó ser otro que Aelin en cuerpo y alma.
La joven se levantó del suelo dispuesta a seguir tras él, golpeando con uno de sus pies el candil, que volcó sobre las mantas su aceite, y una pequeña llama comenzó a arder sobre él. Alzó la espada y se lanzó hacia su presa bajo el techo de aquella tienda.
_¡Aelin!_dijo el montaraz desconcertado al ver que iba a por él_¿Qué estás haciendo? ¡Suelta ese arma!
La elfa no lo escuchaba ni atendía a razones. Sus ojos se habían oscurecido, pasando de un azul luminoso a un tono ennegrecido y su mirada aparecía vacía y carente de su luz. Aelin lo atacó de nuevo, cayendo la hoja de la espada sobre él, pero Aragorn pudo esquivarla a duras penas y aprovechó el momento en que ella se daba la vuelta para salir por la puerta de la tienda, donde la manta en la que había volcado el aceite, se inflamaba poco a poco en llamas que ya empezaban a chamuscarla tela del techo.
Su espada estaba dentro, tenía que defenderse, pero, ¿qué le ocurría? No era ella, aquella elfa no era la hermana de Arwen, no era la joven a la que conocía desde hace tantos años.
Quería matarle.
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ESDLA,una elfa en la Compañía
FanficAelin Tindómiel es la hija menor de Elrond, hermana de Arwen y discípula de su padre en el arte de la sanación élfica. Ambas se parecen bastante físicamente, pero Aelin posee una personalidad muy diferente a ella. Es atrevida, inquieta y decidida...