Por Rohan y la gloria

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_Lo siento,Haldir..._le dijo al capitán caído mientras le cerraba los párpados_no puedo,no tengo fuerzas...perdóname.

Una lágrima cayó por su mejilla mientras se dejaba tirar por Legolas.

_Estará bien a donde vaya_le dijo el elfo con pesar_,fué un gran guerrero,vámonos...

Aelin se volvió a mirarlo por última vez.

El corazón le dió un vuelco en el pecho. Juraría que le había cerrado los ojos...

Entonces, el capitán elfo se incorporó a duras penas, confuso y aletargado.

Lo había conseguido.

Aelin se arrodilló junto a él y le palmeó la cara mientras le hablaba para que volviese a la realidad. Ahora sus lágrimas eran de alivio. Haldir no alcanzaba a entender qué había pasado,y Legolas lo miró de arriba a abajo,sin poder creer que estuviese vivo.

_Bienvenido de vuelta,arquero_le dijo el silvano ofreciéndole la mano para levantarse_.Ilúvatar te ha favorecido con su gracia a través de manos élficas.

Haldir aceptó la ayuda y se levantó,con esfuerzo,para ver que cuatro o cinco Uruk-Hai venían hacia ellos con las armas en alto. Legolas los oyó tras él y empuñó con fuerza las dagas. Haldir se recompuso,agarró su espada y atacó a los orcos,derribándolos entre los dos elfos,pero se acercaban más.

_¡Salgamos de aquí, los Uruks están a punto de tomar las escaleras!_dijo Legolas tirando de Aelin y empujando a Haldir_¡Corred!

Los tres elfos bajaron de la cornisa y se dirigieron a las escaleras del patio justo cuando los orcos venían pisándoles los talones.

_¡Cerrarán el portón del fortín!_dijo Haldir_¡Tenemos que darnos prisa!

_Han derribado el exterior, están entrando en masa_respondió el silvano_.Tomarán también el interior junto a todos los que están ya dentro.

_¡Haldir, Legolas, por aquí!_los llamó Aragorn desde la izquierda.

Allí había un pasadizo y entraron los cuatro por él.

Dentro del fortín se encontraban el rey y algunos soldados y elfos atrancando el portón por dentro y aguantando hasta el último momento, Gimli también había llegado y cargaba tablones con ellos.Los Uruk-Hai habían empezado a golpearlo con un ariete. Aelin se dejó caer en el suelo,agotada, apoyándose sobre la pared, y los dos elfos que la acompañaban se fueron a echar una mano a los soldados.

_¿No te dije que te quedases en las grutas?_la reprendió Aragorn.

La elfa alzó la vista hacia él.

_Mira eso, Aragorn_le dijo ella, señalando la entrada abollada por el ariete orco_, las mujeres y niños que se ocultan en las grutas correrán la misma suerte que nosotros en cuestión de minutos.

El montaraz escuchó resquebrajarse la madera y se fué a hablar con el rey.

Haldir, que ayudaba también a atrancar el portón con cualquier cosa que tuviesen a mano, se acercó a ella y se agachó.

_¿Estás bien?_le preguntó.

_Sí_sonrió_, y ya veo que tú también.

Aelin le pasó la mano por la cara.

_Te debo la vida_dijo él_.

Lo tomó de una mano.

_La vida no, pero puedes hacerme un pequeño favor. Subiendo ese pasillo, gira a la izquierda, llegarás a un recinto en cuya pared al fondo hay un saco de tela medio oculto en un rincón. Hay medicinas dentro. Las necesito para poder moverme.

ESDLA,una elfa en la CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora