El Abismo de Helm

1.6K 139 10
                                    

En la ciudad, la gente ya cruzaba sus puertas dando comienzo a la larga caminata hacia las montañas.El rey, junto a sus soldados, Aragorn y compañía, encabezaban la marcha, arrastrando tras ellos una gran muchedumbre llevando alimentos, algunos caballos para los impedidos y los enseres precisos para establecerse en la fortaleza el tiempo que fuese necesario.

Aelin caminaba junto a Aragorn y Eowyn.Volvió la cabeza atrás y buscó con la mirada a varios jinetes que peregrinaban tras ellos.

_¿Dónde está Gandalf?_le preguntó al montaraz.

Se extrañó en mucho de no verlo cerca.La última vez fué entrando a los establos a toda prisa.

_Intenta buscar ayuda_le dijo a Aelin en confianza_, la que sea y lo antes posible.Montó en Sombragris y voló hacia el norte.

_¿Crees que llegarán a tiempo?_volvió a preguntar la joven.

_Ni él mismo lo sabe_respondió Aragorn_.Confiemos en que lo haga.Eomer y los suyos están casi a trescientas leguas de aquí...demasiada distancia.

Las horas de marcha pasaban largas y lentas para todos, deseando de llegar, instalarse y sentirse seguros tras las sólidas murallas de Cuernavilla, en el Abismo de Helm. Ésta constaba de un doble amurallado con un foso entre la defensa delantera y la trasera y, excavado en la roca de la montaña que tenían detrás, se encontraba el fortín, el verdadero refugio de la fortaleza.

A la izquierda del núcleo amurallado se elevaba otra defensa más, que cruzaba el abismo de lado a lado, desde la muralla exterior hasta la montaña, creando así un fuerte obstáculo para los enemigos y un estratégico punto para los arqueros, que podían subir a una cornisa interior para lanzar sus descargas a los atacantes.

En el improbable caso de que el enemigo tomase el fortín, Cuernavilla disponía tras él de una serie de grutas naturales donde podían refugiarse y esconderse en caso de huída.Al tener que evacuar Edoras de civiles, éstos serían enviados a las grutas, dejando el fortín para la milicia.

Ésto se lo iba explicando Eowyn a Aelin, quien ponía interés en saber cuáles serían los puntos calientes de la fortaleza.

_Yo pienso luchar_le confesó a la elfa_, las mujeres de Rohan aprendimos a defendernos hace tiempo. No me conformaré con ver mi vida pasar ante mis ojos, vacía y carente de valor.

Se detuvieron para descansar.

Habían caminado todo el día y la población necesitaba reponer fuerzas, así que Theoden ordenó un alto al caer la tarde y acamparon, dispersos por entre las rocosas elevaciones del camino.

Aelin se sentó sola sobre una roca a comer un poco de pan, una jarra de leche y unas frutas que le ofrecieron y Eowyn probó a hacer un estofado.Le dijo a la elfa que no sabía muy bien cómo se le daría la cocina, pues nunca había entrado en ninguna para comprobarlo, pero de todas formas encendió un fuego en el suelo y lo hizo. No tenía muy buena pinta, pensó la elfa. Al terminar la cocción, volcó un poco en un cuenco y se dirigió hacia Aragorn.

Aelin, divertida, quería ver la cara del montaraz.

En cuanto lo probó puso mala cara y, justo cuando Eowyn dió media vuelta, el hombre intentó volcar el contenido del cuenco en el suelo, pero ella volvió para hablarle de nuevo y tuvo que tragárselo a duras penas.

Seguro que hubiera preferido pasar hambre, rió Aelin.

Se dió cuenta de que Eowyn estaba interesándose un poco por él, aunque no tenía nada que hacer.Aragorn amaba a Arwen más que a su vida.

Quizás ella algún día encontrase también a alguien con quien compartir la suya. Pero no un mortal, como su hermana...no quería ver morir a quien amase, y tampoco desprenderse ella misma de su don inmortal para vivir junto a él. No llegaba a entender la elección que Arwen tomó. Había cometido una gran equivocación.

ESDLA,una elfa en la CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora