Casi habían llegado a su destino.
El paisaje alrededor de los dos elfos jinetes se hacía cada vez más inhóspito y oscuro.Cabalgaban con todos los sentidos atentos a cualquier movimiento, siempre alertas desde que tomaron la encrucijada desde el Valle de Morgul hacia el norte.
En la gran región de Ithilien pudieron encontrar refugio durante un par de noches,por suerte, entre los bosques que albergaba, pero aún así, el peligro de encontrar enemigos dispersos y acechantes los mantenía en vilo constantemente.
Toda aquella región se hallaba parcialmente devastada por los continuos ataques de las tropas de Sauron que trataban de arrasar con todo lo que les salía al paso, ya fuesen cultivos, viviendas, soldados y hombres que defendían lo suyo, e incluso familias enteras a las que no les daba tiempo a huir y que caían irremediablemente ante las negras espadas orcas y la crueldad de los hombres aliados al Señor Oscuro.
Haldir y Aelin cabalgaron en silencio y tratando de pasar desapercibidos muy cerca de un pequeño poblado del cual pudieron percatarse de cómo el enemigo se había cebado en su destrucción destruyendo e incendiando los hogares de inocentes personas que no habían tenido más remedio que plantarles cara y enfrentar a los invasores con cualquier cosa que tuviesen a mano, ya fuesen armas o herramientas de trabajo a falta de éstas. Algunos niños de edades entremezcladas jugaban unos con otros y corrían por el valle cercano al camino que los dos elfos recorrían mientras escuchaban sus alegres y despreocupadas risas.
Aelin, distraída, los veía reír y hacerse bromas unos a otros en tanto sus padres se afanaban en reparar sus hogares algo más allá, donde comenzaban a verse sus casas, algunas de ellas aún humeantes.
Algo en aquellos niños llamó la atención de la elfa.
Uno de ellos, mucho más pequeño que los demás llevaba alguna clase de vendaje en su cabecita y jugaba con otra niña varios años mayor. Le echaba los brazos pidiéndole que lo levantase. Quizás fuese su hermana, que lo cuidaba mientras sus padres estaban ocupados.
Los niños de pronto vieron a los jinetes y se avisaron unos a otros.
_¡Soldados!_gritó uno de ellos a sus compañeros_¡Mirad, son los soldados que vienen a ayudarnos!
El grupo de niños corrió hacia ellos pisoteando la maltratada hierba del valle, alegres por recibirlos.
_No podemos entretenernos_dijo Haldir al sentir que Aelin se movía sobre la grupa_.
_Uno de ellos...aquel pequeño de allí parece estar herido_siguió observando ella a los dos hermanos que se habían quedado más atrás_. Debería echarle un vistazo.
_Si nos detenemos aquí se correrá la voz y tendrás que organizar filas para atender a todas las personas heridas o enfermas_insistió el elfo_. Terminarás agotada y perderemos un día entero hasta que te recuperes. Aragorn viene detrás de nosotros_le recordó_. Ese niño no parece tener nada grave, míralo, están cuidando de él.
_Sólo será un momento_respondió la elfa_.
Y sin darle tiempo a Haldir a replicar, saltó del caballo y fué al encuentro del grupo de niños.
Aelin sonrió al verse de pronto rodeada de pequeños y curiosos infantes de caras churretosas y miradas vivas. Le vino entonces a la mente la imagen de los hobbits al verlos. Algo había en aquellos medianos que le recordaba la misma alegría y despreocupación que caracterizaba a los chiquillos.
_Hola_los saludó agachándose frente a ellos_.¿Qué tal estáis? Me llamo Aelin.
Los niños se quedaron todos en silencio cuando la elfa se echó la caperuza hacia atrás y les habló. Sus caras llenas de curiosidad se transformaron de pronto en asombro y algo de desconfianza.
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ESDLA,una elfa en la Compañía
FanfictionAelin Tindómiel es la hija menor de Elrond, hermana de Arwen y discípula de su padre en el arte de la sanación élfica. Ambas se parecen bastante físicamente, pero Aelin posee una personalidad muy diferente a ella. Es atrevida, inquieta y decidida...