Un trato algo sucio y una amenaza(+18)

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Casi a la hora del almuerzo llegó a Rivendel.

Esperaba que no la viese nadie con aquel aspecto, sobre todo su padre y sus hermanos, no quería que le echasen un sermón por haber ido sola más allá del río  a por las hierbas.

Se dirigió rápidamente a los establos para dejar a la yegua y, como pudiese, volvería a su habitación, se cambiaría de ropa e intentaría ocultar las heridas para ir a almorzar con las demás.

Cuando terminase, volvería y se recompondría aquello.

Entró a las cuadras llevando a la yegua de las riendas, abrió la portezuela y la hizo pasar adentro, cerrando tras ella.

Aelin se quitó la chaqueta allí mismo, de espaldas a la puerta de entrada y se levantó la camisa que llevaba debajo.

Tenía un corte de unos doce centímetros de largo, cuyos bordes eran limpios, sin desgarros aparentes.Cerraría bien y la cicatriz sería mínima. Pero iba a necesitar ayuda, quizá Aragorn...

Al fondo del establo oyó a alguien abrir una de las portezuelas.

Se cubrió de nuevo rápidamente. Si era uno de los sirvientes, avisaría a su padre si la veía en aquel estado.

Pero era peor aún.

_Es una maldita pesadilla..._se dijo para sí misma al reconocer a Legolas.

Aelin se puso la chaqueta mientras salía de allí y cogió las bolsas con las hierbas. Lo último que quería era que tuviese una buena excusa para darle la lata.

_¿De dónde has salido así?_le preguntó al verla de espaldas.

Aelin llevaba el cabello alborotado con agujas de pino en él, además, cojeaba un poco.

_¿A ti qué te importa? Métete en tus asuntos.

La joven desapareció tras la esquina de las cuadras y se fué por una galería en dirección a sus aposentos.

_Te has caído de la yegua,¿no?_dijo, de nuevo, tras ella_Reconócelo.

Aelin siguió andando sin responderle.

El elfo no cejó en su empeño y la adelantó, cerrándole el paso.

_Quítate de enmedio, ¿quieres?_le dijo Aelin.

Entonces, al verla de frente, se percató de que no había sido una caída.Vió el pantalón roto y el corte de la pierna, y una mancha de sangre bajo la chaqueta desgarrada.

_Ni una palabra de ésto o lo lamentarás, te lo aseguro.

El elfo alargó un brazo de repente y le retiró a Aelin la parte izquierda de la chaqueta, que no se había abrochado.Le vió la camisa rota a la altura de las costillas, bastante empapada en sangre.

_¿Qué te ha pasado?_le preguntó con los ojos como platos.

La joven agarró con fuerza el borde de la chaqueta y volvió a taparse.

_Acabo de decirte que no te importa... sal de mi vista.

Aelin lo empujó hacia un lado y volvió a andar por la galería.

_¿Te has peleado con alguien? ¿Qué ha sido?

_Déjame en paz.

Legolas la agarró por un brazo y la hizo detenerse.

_¿Sabes?_le dijo ella, furiosa, intentando soltarse_Ésto duele bastante, ¡y no tengo ganas de pararme a discutir contigo ahora!

_¿Qué te ha atacado?_volvió a insistir.

ESDLA,una elfa en la CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora