Donde Lily Evans no puede ni ver a Sirius Black sin tener que hacer los ojos hacia atrás pero que con el tiempo terminó siendo a la única persona que quería ver y a la única que teniendo enfrente hacía su corazón latir como nunca antes.
Donde Sirius...
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- ¿Lily? ¿hola? ¿estás prestando atención? - me dice Mary mientras agita la mano justo enfrente de mi rostro. - ¿en qué piensas?
- no será más bien ¿en quién? - se ríe Marlene y regresé a la realidad. - ¿qué fue de Bradley por cierto?
No estaba pensando en un chico, ni siquiera en el que actualmente me gustaba. Sino aun pensando en como podrían ser las vacaciones cuando llegue a la casa. No se si debería preocuparme por como estará la salud de mi padre, o el problema económico actual. Ambos son dos problemas fuertes de los cuales van a tratar de actuar como si nada estuviera pasando una vez que lleguen mis primos, tíos y abuelos. Así funciona, tratan de mostrar una sonrisa para que nadie se preocupe pero eso no funciona conmigo. Y luego Petunia, quien seguramente será de lo mas complicado poder convivir con ella. Espero y no sea así, pero es inevitable no pensarlo.
- solo quedamos como amigos. - les expliqué. - y perdonen que este toda distraída, estoy algo cansada.
Aparte, estábamos en el expreso, rumbo a Londres y mientras los demás se dormían, Mary no dejaba de contarnos sobre su nuevo novio y si me interesaba, por supuesto que si, pero estaba como dije... preocupada.
- bueno, al menos tienes aun a James. - Marlene me guiña un ojo.
- no, no tengo a James. - aclaré. - por si lo olvidaban, el tiene novia ¿y saben qué? estoy bien con ello. - me puse de pie y tomé algo de dinero. - necesito aire fresco.
- ¿vas a buscar el carrito de golosinas? ¿me puedes traer una varita de chocolate por favor? - me pide Mary mientras me entrega uno que otro galeón. - gracias.
- ¿tu quieres algo? - le pregunté a Marlene y esta niega con la cabeza, enfocándose de nuevo en la ventana y veo que ella también estaba pensando de mas las cosas pero no se que exactamente. Decidí no hacer un gran alboroto sobre ello y mejor me salí de una vez por todas.
No sin antes observar como Remus y Sirius estaban platicando en el pasillo con las mismas chicas de la ultima vez. Sophie y Lucy. Chicas bonitas, una de ellas anteriormente había besado a Sirius, la otra aun no pero se moría de amor por el. De nuevo ya no estaba del mejor humor de todos para esto y fui directo al carrito de golosinas.
Solo que fue cuestión de tiempo para que Sirius se acercara a donde estoy y me esperara mientras ordeno.
- una varita de chocolate por favor y... una pluma de azúcar por favor. - le dije y la señorita me los entrega en la mano, no sin antes que Sirius se interpusiera y pagara por mi.
- puede quedarse con el cambio. - ella muy emocionada acepta y se voltea para seguir vendiendo.
- gracias, pero no debiste.
- no es nada, realmente. - me sonríe y voltea hacia atrás para ver si no había nadie, eso me hace pensar que Remus ya había entrado al cubiculo con las chicas ya que este empieza a acariciarme la mejilla. - hola.
