Varias horas transcurrieron desde que Gunnar tuvo la pesadilla y ya eran las 9 de la mañana. No había pegado el ojo en toda la noche.
“Es lo más extraño de mi vida. La experiencia fue muy real, demasiado real”, reflexionó.
Fue un sentimiento indescriptible. Las escenas se reproducían una y otra vez. No paraba de pensar en lo ocurrido.
—En serio me voy a volver loco —susurró. Por un instante pensó que las cosas que venía realizando estaban siendo exageradas y muy estúpidas. “Conseguiré ese archivo”, decidió, sacudiendo la cabeza y concluyendo el tema.
Hoy era el día de la boda y lo primero por atender concernía al regalo para los novios. “¿Qué obsequio debería llevar? Creo que un par de joyas estará bien”.
Realmente se despreocupó por el asunto, tampoco era una de sus virtudes dar regalos. Además, Luke y Karina simpatizan con estos gustos o al menos así eran antes.
Se levantó de la cama, realizó el respectivo entrenamiento y se duchó. Compró por la tarde un collar de esmeraldas para Karina que combinaban con sus ojos; y a Luke, un reloj clásico muy elegante, bañado en oro y con pequeños rubíes incrustados. Le gustaba coleccionar estos tipos de artículos.
El matrimonio ya estaba cerca. Faltaba 1 hora por lo que era tiempo de arreglarse. Con un esmoquin negro cruzado y ciertos “artículos de lujo”, acabó sus preparativos. La limusina ya lo esperaba en la entrada del hotel.
Aunque después de 5 años se encontraría con algunos conocidos, Gunnar estaba calmado, sin ningún atisbo de ansiedad o emoción. Su interés se reducía principalmente a qué información útil podía sacar de ahí.
Entretanto él se dirigía al matrimonio, en dicho sitio los novios habían formalizado las cosas y la celebración gozosa de su mejor etapa.
—¡Un brindis por los nuevos esposos! ¡Vamos a avivar la fiesta! —rugió un hombre joven con acento ruso.
—¡Sí, hagámoslo! Ya no puedo esperar más, quiero alcohol —Concordó la persona que estaba a su lado. ¿Lo curioso? Era idéntico al otro—. Zenya, ven y diviértete.
—Ustedes, por favor, comportense. Me están avergonzando.
Esta vez fue la voz de la mujer, ella no podía con la vergüenza. Si alguien la miraba así sea por un corto tiempo y la comparaba a los dos hombres anteriores, también les resultaría parecida a ellos.
Los tres eran Mason, George y Zenya. Trillizos de origen ruso, pero crecieron la mayor parte de su vida en Estados Unidos. Los 3 eran rubios, con los ojos azules y muy amigables.
El ambiente estaba alegre, había una decoración impecable con mesas por todo el sitio, las cuales estaban repletas de invitados. Particularmente en una yacían los rusos junto a 2 personas adicionales. La pasaban mejor que el resto.
—Ja, ja, ja —Se oyó una dulce voz reír. Todos voltearon y se toparon con la hermosa figura de Karina; la nueva esposa visitó la mesa —La fiesta ya empezó. ¿De qué están hablando?
—Creo que se están estimulando ellos mismos para embriagarse a más no poder —Luke, que venía dando pasos detrás de su pareja, respondió con una sonrisa. Su felicidad era casi palpable.
—De nuevo gracias por viajar hasta aquí y acompañarnos en este día tan importante para nosotros dos —Recordó Karina, mirando a Luke con ojos inundados amor.
—No tienes que agradecer, es todo un gusto —contestó un hombre de piel clara, cabello blanco y con traje de igual color que estaba en la mesa.
—Oliver tiene razón, estamos felices de poder asistir.
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LA ÚLTIMA DEFENSA DE LA CREACIÓN
Science Fiction[LIBRO 1 TERMINADO] [EN PROCESO DE EDICIÓN] ¿Qué pasaría si el mundo tal y como lo conoces se destruye frente a ti? ¿Te imaginas con la capacidad de destruir un automóvil de un solo golpe? ¿De poder recordar cada uno de los momentos de tu vida? Añ...