Encuentro agresivo

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Mientras las cosas por el lado de Gunnar y Silvia se estaban poniendo violentas, el grupo de los hermanos y Caesar recogían Origen cuantificado sin interrupciones importantes. En el área en el que estaban, los edificios destruidos reinaban y las carreteras se bordeaban con fragmentos de construcciones caídas.

—¡Caesar, eres un tramposo! —exclamó la chica, cerrando los ojos por los gestos de enojo que hizo al hablar—. ¡Me acabas de robar Origen! ¡Dámelo!

—[Señorita Sophia, usted estaba pasando ahí nada más. Estoy seguro de que no sabías sobre ese cadáver] —El chimpancé se negó a dar el Origen del presunto robo.

—¡No me digas nada, estoy enojada contigo! —reveló, haciendo una escena exagerada—. Debes tener incluso más del doble que Benjamín y yo tenemos juntos y aun así no me quieres devolver un miserable Origen cuantificado.

—[Es de mi hermano, si quieres que le entregue, habla con él directamente]. 

La enorme sonrisa del primate afilaron los ojos de Sophia, intentando percibir una mentira, pero fue infructuoso. —¿Hablar con Gunnar? No quiero. Él es muy aburrido.

—Hermana, deja de discutir con Caesar. No creo que se deje estafar por ti —dijo—. La hora acordada está llegando, debemos irnos.

La persona a quien le dirigía obedeció a regañadientes; todavía seguía enfadada. —¿Cómo te fue a ti?

—Supongo que bien. Tengo 900.000.

—Ja, ja, ja, te gané y por la diferente del 40% —Se burló orgullosamente—. Pero toma, hay que balancear las cifras.

La intención de Sophia ánimo a Benjamín a sonreír. —No. Es tuyo. Agrega todo a tus atributos ahora mismo —rechazó la oferta casi sin dejar terminar de que ella hablara. Ella no tuvo de otra que retirar su propuesta y obedecer.

Cuando finalizaron la limpieza por el área y tenían la intención de reunirse con los demás, nuevas noticias salieron de boca de Caesar.

—[Hay 7 Liberados dirigiéndose hacia nosotros desde el oeste. Son fuertes]. 

—¿Sí? Entonces hagamos una pausa y esperemos —respondió Benjamín—. Sophia, mantén la guardia alta.

La chica aprobó con un gesto y agudizó sus sentidos. La actitud divertida de hace un rato fue reemplazada por una tensa y cautelosa. Se alegró al saber que tenía un acompañante poderoso junto a ellos.

Las siluetas pronto se visibilizan en la lejanía, sin embargo, el camino no era precisamente donde el trío se hallaba. “Como pensé, solo pasaban por aquí”. Benjamín se había relajado después de observar el rumbo desviado que corrían aquellas personas. No fue hasta que pasaron un par de segundos y un preocupante rostro familiar se proyectó. Así mismo, la otra parte frenó en seco y dirigió la marcha hacia ellos tres.

—¡Oh, no! ¡Es Malcom! —gritó el chico—. ¡Sophia, huye de aquí! ¡Yo lucharé con Caesar!

El corazón de la chica se volcó al oír la identidad de aquellos Liberados. “¡¿Por qué demonios está sucediendo esto?! Bendita fuerte la que me rodeas”, pensó ella. El pulso le tembló y el cuerpo dejó de responderle. Tenía mucho pánico.

—¡Sophia, vete de aquí! —repitió. Los soldados ya estaban aproximándose a una velocidad increíble y el joven empezó a desesperarse. Para colmo, peores noticias fueron presentadas por Caesar.

—[El tiempo se agotó. La señorita Sophia tiene que alejarse de su hermano —indicó—. Y, Benjamin, habla con autoridad. Están conmigo].

La hermosa joven pareció entrar en razón luego de que comprendieran los gestos del chimpancé. Fue como si se evaporara todo el humo negro lleno de pensamientos negativos.

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