—¿Puntos casi nulos? ¿Encontrar mi Semilla Oculta? Eso huele a algo molesto.
Silvia, luego de pasar por el obligatorio sufrimiento, distribuyó la misma cantidad de Origen cuantificado que Gunnar en los atributos. No obstante, Inteligencia y Control de Origen apenas alcanzó para hacerlo una vez. En efecto, el Divino Espejo otorgó la misma información.
—Parece que no todo es regalado —expresó él—. Tenemos que hacer las cosas nosotros en esta ocasión.
—¿Y cómo iniciamos? Allí decía que nos guiaría, pero no veo ninguna ayuda.
Claramente así fueron informados. Gunnar pasó un tiempo intentando descifrar cómo estaban siendo instruidos y no halló ninguna idea. Lo único que pudo imaginar fue que, cuando hubiera una circunstancia relacionada con la Semilla Oculta, el Divino Espejo emitiría una especie de señal.
Él sinceramente se regañó así mismo porque los beneficios instantáneos que la cuantificación de Origen le dio, lo malacostumbraron. Sí, no era malo. Lo malo era inclinarse al hecho de ser dependiente de algo o alguien para realizar los trabajos. Así lo veía Gunnar.
“Me pidió hallar mi Semilla Oculta, dicha afirmación alude al hecho de que está formada… Ni idea sobre el tema, sin embargo, mi tarea es sacarla a luz”, pensó el mientras estudiaba la información. “Silvia tampoco se estancó. Por otra parte, mi intuición me dice que las personas que también la hah desarrollado no debería ser subestimada”.
Una cosa era segura, crearla no debería ser un juego de niños. La estimación era de cuarenta personas por millón.
—Caesar, ¿has hallado en ti algo similar a una semilla que te dio habilidades con el Origen? —él formuló una pregunta intrigante, tomando como referencia el nombre, le dijo eso.
—[¿Semilla?… No estoy seguro. Cuando devoro hay una pequeña luz en mi ser, sin embargo, no sé si es una semilla. Además, no lo encontré, siempre ha estado visible] —respondió y dejó sin voz a los presentes.
—¿Por qué no me sorprende una respuesta así? —Silvia se resignó tiempo atrás en tratar de entender a Caesar. Haría lo mismo que su Gunnar: aceptar todo.
—Tal vez sea eso lo que nos dijo el Divino Espejo o también algo diferente. Bien, eso es lo que tenemos —expresó. Decir que siempre había estado visible desorientó. “¿Este chico está jugando en otra liga diferente? Él ya debería ser un Controlador a esas alturas del partido. Las habilidades mostradas por Caesar ya lo evidencian”. Dio por hecho.
—Pasemos a lo siguiente: comprar un arma —Silvia cambió el tema y se emocionó.
Era hora de reemplazar a los compañeros de batalla por otros de mejor calidad. El trío ya sabía cuáles elegir, entonces no gastarían mucho tiempo.
Caesar rugió de emoción también y de inmediato compró la que quería, debido a que tenía suficiente Origen cuantificado. Fue el primero en negociar con el Divino Espejo y obtener su arma.
—[Me gusta este] —Se inclinó por un báculo. Su largo era de 2 metros con capacidad de encogimiento de 15 cm, peso 200 kg y color blanco. Una herramienta sumamente brutal.
Al momento de la compra, el chimpancé pudo percibir una energía color blanca emergiendo del ambiente, transformándose en las variaciones de las sustancias. De un estado gaseoso, pasó a líquido para terminar en sólido.
Este procedimiento fue la creación de su arma y se asombraron por tal espectáculo nunca visto.
Caesar apretó el báculo y con vigor lo movió de un lado a otro. Nada que decir, era perfecto para él.
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LA ÚLTIMA DEFENSA DE LA CREACIÓN
Science Fiction[LIBRO 1 TERMINADO] [EN PROCESO DE EDICIÓN] ¿Qué pasaría si el mundo tal y como lo conoces se destruye frente a ti? ¿Te imaginas con la capacidad de destruir un automóvil de un solo golpe? ¿De poder recordar cada uno de los momentos de tu vida? Añ...