—Eso es, tranquilo. Aquí estamos para ti.
Gunnar brindó el último impulso de ánimo faltante para que Caesar se apartara de él y controlara las emociones turbias. Y borrando las lágrimas de la cara con el pulgar al chimpancé, él consiguió lo que quería. Hubiera preferido dedicarle más tiempo, pero había un mundo en estado crítico el cual debían prestar suma atención.
En la ciudad no cesaban las explosiones, derrumbes y más destrucción. Existían dos argumentos por los cuales darle sentido a las mencionadas circunstancias, y eran los fenómenos extraños originados en el planeta y los Liberados. También los espejos rojos parecían un virus altamente contagioso, porque no paraban de reproducirse a fuera de la zona sin Pesadillas, como fue denominada por ellos. Desde la distancia se notaba.
En cuanto a el área en el que estaban, los Liberados tenían las cosas patas arribas. El Divino Espejo había emitido un mensaje estremecedor que informaba el cruel destino de la Tierra y lo que depara a las personas.
“Irnos a aquella dimensión desconocida puede ser una opción”, pensó Gunnar, tratando de escoger la mejor decisión con prontitud. “Sin embargo, algo me dice que no es correcto todavía. ¿Para qué es esta Prueba de los Dignos entonces?”. Se estresó un poco, sin embargo, alguien alentó a inclinarse a una decisión.
—[Hermano, me quedaré. Me quedaré hasta exterminar todas las Pesadillas posibles].
Su voz era tan segura al igual que su semblante.
—¿Tú… quieres quedarte?
—[Sí].
Gunnar fijó sus ojos en él con una cara seria y se mantuvo observándolo sin expulsar una sílaba. Las afirmaciones de su querido hermano decían implícitamente que no había considerado lo que él tenía para decir. Era la primera vez que Caesar actuaba así y por eso Gunnar le tenía los ojos clavados. Fue un sentimiento extraño, no obstante, un suspiro y una sonrisa irónica avisaron la respuesta.
—Nos quedaremos entonces —dijo resuelto mientras giraba su cuerpo. Había otra persona entre ellos que debía decidir por su cuenta—. ¿Qué harás tú?
Desde que el mensaje fue entregado por el Divino Espejo, Silvia únicamente leyó sin interactuar con nadie. Él no sabía si trataba de canalizar las emociones o mágicamente había quedado muda. Total, era hora de dejar las cosas claras.
La rubia estaba mirando las letras levitantes en el aire, la cuales ya habían entregado la información faltante.
[Para abandonar el planeta, deséelo y el Divino Espejo le abrirá un portal. Tiene 2 minutos para irse, de otro modo no podrá salir y se quedará].
Justo cuando había leído, oyó a Gunnar. Ella observó con calma los alrededores para ver el caos absoluto.
—Qué desastre —confesó y cerró los ojos.
El hombre esperó mientras ella reflexionaba y tomaba su elección final. Luego, sus ojos se abrieron y se conectaron con los de él. Silvia ya sabía qué hacer.
—Cuéntame, Silvia.
—Es obvio, me quedaré con ustedes —sentenció.
—¿Segura? —cuestionó.
—Sí.
La afirmación salió de su boca como si Gunnar estuviera haciéndole una pregunta que la disgustara o la ofendiera. Por otro lado, su decisión fue claramente una evidencia del compañerismo y confianza. Este fue un paso más para establecer una buena relación con el dúo y ella respondió firme.
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LA ÚLTIMA DEFENSA DE LA CREACIÓN
Science Fiction[LIBRO 1 TERMINADO] [EN PROCESO DE EDICIÓN] ¿Qué pasaría si el mundo tal y como lo conoces se destruye frente a ti? ¿Te imaginas con la capacidad de destruir un automóvil de un solo golpe? ¿De poder recordar cada uno de los momentos de tu vida? Añ...