😾 05. Brayan menstrual

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𝑭𝒍𝒊𝒑𝒔 𝒔𝒂𝒃𝒐𝒓 𝒋𝒂𝒍𝒂𝒃𝒐𝒍𝒂𝒔

Todos, absolutamente todos tenemos a un pana que es como nuestra alma, nuestra vida en otra persona. O bueno, la mayoría que la había pegado y no solo conocía a gente mardita.

Ese pana o esa pana que sabe hasta si cagaste en el día.

Así era el nivel de confianza que había pa' expresarle con un claro mensaje que no podías cagar porque tu culo se puso tímido.

Pero esas cosas hacen que la amistad sea más cómoda, puede ser amistad de años o no de tanto tiempo, pero mientras hubiese esa comodidad, 'taba todo fino para triunfar y poder dejar que en el futuro sus hijos se llamaran primos. Si los carajitos se caían a coñazos entonces no iba a haber peo porque ustedes también lo hicieron.

Cartelúo.

La situación de la siguiente individua que estaba tirada en la cama con un dolor de vientre mardito, sangrando como un asesinato recién cometido, tenía que ver majomenos con eso.

La chamita con el nombre en su cédula como Luisiana Diaz, se había parado dispuesta a darlo todo contra el mundo, caer a coñazos si era necesario, pero su chuchería decidió que era el día de limpieza interna.

Claro que agarró una arrechera cuando se paró de la cama y vio esa cama manchada, porque el día anterior había puesto una sábana limpia.

Pero qué más, son cosas que pasan pues.

Esa decidió de una que no iba pa' un coño 'e la madre liceo y se volvió a acostar después de desayunar, embollitándose en la cobija después de mandarle un mensaje a su best panita para avisarle que no iba a asistir y que cuando saliera del liceo le comprara un paquete de toallas.

Luisiana soltó un suspiro, mirando al techo, taba pensando en que había una exposición que tenía que presentar en conjunto a su pana y lo iba a dejar así.

Tenía la culpa en el alma.

Esa culpa no duró mucho cuando empezó a sentir como el sueño estaba volviendo, acompañado del airecito acondicionado fino pa' sedarla con otras horas más de sueño.

『• • • ✎ • • •』

Luisi bostezó con ladilla de abrir los ojos pero el ruido de unas voces afuera la estaban hartando, tenía esa paciencia con los números en negativo, o sea, pa' atrás.

Dio un manotazo a la cama, chasqueando la lengua y finalmente abrió los ojos, las voces en la salita de abajo la estaban aturdiendo por alguna razón, tenía como que la sensibilidad al extremo en todos sus sentidos.

La vaina abajo y ella obstinada arriba.

Se quitó la sábana de encima y bajó los pies pa' calzarlos en las chancletas, volvió a bostezar, alcanzando el teléfono para medio enfocar la hora. No era muy tarde, majomenos las diez de la mañana.

Sintió como el estómago le rugió, pidiéndole comida.

Voy a ve' si está despierta ―escuchó clarito.

La chama frunció el ceño, reconociendo la voz en un momentico. Escuchó a la mamá respondiendo y luego supuso que la doña se metió pa' su cuarto.

Se echó pa' atrás, recostándose otra vez, con ganas de que la comida le apareciera en el estómago por obra de krizto.

Así pa' no tener que bajar a la cocina y sentir que le bajaba todo el organismo.

La puerta de su cuarto se abrió, la chama miró como su panita entraba al cuarto con una sonrisa por haberla pegado y encontrarla despierta.

𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔  «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora