💌 41. Venezuela se arregló

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𝑨𝒅𝒊𝒗𝒊𝒏𝒂 𝒆𝒍 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒋𝒆 𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒐́𝒏 𝒄𝒆́𝒅𝒖𝒍𝒂 

Todos, absolutamente todos conocemos a una persona que da tremenda pintas de fresa, sea chamo o chama, está ese carajito que es medio ladilla con su manera de hablar, provoca darle un coñazo pa' que hable bien.

Pero aquí no se apoya la violencia, ojo.

A menos que seas chavista, te mato ya mismo.

Y así mismo como conoces distintas personas en tu día a día, te presento a una más.

Juliette Lozano.

Hasta el nombre es fresa, marico.

Una chamita parte de Maracay Premium, viviendo en Residencias El Centro, siendo hija única y como que más potencia le daba porque consentida por toas partes.

Una caraja de 21 que recién se había quitado la flojera y decidido que era momento de hacer algo con su vida porque como que pasar todos los días en algún centro comercial ya le estaba ladillando.

Una vida dura...la que le estaba dando a la tarjeta del banco. 

―Mami pero...me vas a tener que llevar, naguará ―habló por teléfono mientras enrollaba el deo en la cortina de la sala, sentada en el mueblecito chévere que estaba justico a un lado del router wifi.

―Sí pero tú misma tienes que hacer tu vaina, ya tienes que aprender a hacer las cosas tú sola.

La castaña gruñó por lo bajo pero sin opciones a replicar, no quería escuchar a su mamá hablando de lo mismo, ya la tenía harta.

Se bajó del mueble y solo se dispuso a soltar un "ujum" cada vez que la mamá le decía algo, la conversación no duró mucho porque la doña estaba ocupada y tenía que irse a atender a su gente. Juliette recibió la bendición y colgó.

Bueno, la vaina aquí no era realmente que ella quería estudiar, la mai le había dicho que tenía que ponerse a hacer por lo menos un curso pero como esa caraja se le conocía por impulsiva, salió a deci' kike estudiar publicidad y mercadeo en la iutar.

Guonderfol.

La chama cerró los ojos, chillando por la flojera grande que tenía de ir a sacarle copia a su cédula, que de paso no se acordaba en cuál de los bolsos estaba.

Que peo.

Recuperó su postura recta de diva poderosa cuando le llegó un mensaje de una amiga suya, preguntándole que si ya se había inscrito porque la chamita ya lo había hecho.

Juliette le respondió con un sticker de un muñequito colgándose.

Caminó desde la sala hasta su cuarto pa' lanzarse en la cama y meterse a instagram, buscando páginas de chucherías y guevonadas dulces para ve' si mandaba a pedir algo.

Mientras tanto, su cédula dando vueltas como el propio carajito tremendo, metida en el bolsillo del pantalón que se estaba lavando.

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Tener plata no salvaba a la gente de ser pajua, de pana que no.

Julie miró la cédula con la jeta abierta, la foto estaba medio borrosa, el plástico igual ya estaba a nada de escoñetarse, pero eso no era lo realmente importante.

La vaina aquí era que la mamá estaba a pocos metros de ella, recogiendo y organizando los papeles pa' ir a llevarla a que se inscribiera, la señora le había dicho que sacara la copia porai en el trayecto.

𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔  «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora