🎧 24. Olor a confianza

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𝑳𝒂 𝒆𝒔𝒄𝒂𝒍𝒆𝒓𝒂 𝒏𝒐 𝒔𝒖𝒃𝒆

¿Yo dije que los hombres agarran confiancita solo si comparten la misma pasión por el futbol?

No todos pues, de bolas.

La confianza que hubo cuando en casa de Carlos, estaban los tres carajos sentados frente al televisor, viendo un partido de futbol que Jay quería ver en su casa pero no podía porque le habían cortado el cable o una vaina así. Joss estaba ladillado de escuchar a Carlos gritándole al árbitro como que si el tipo le iba a para' bolas, Jay aplaudía del otro lado mientras tensaba la mandíbula ahogando una insultada, todo fino hasta después de un rato...

El castaño arrugó la nariz cuando a su nariz llegó un olorcito interesante.

Lo primero que hizo fue darle un coñazo a Carlos en la espalda, echándose de una pa' un lado, buscando huir del olor. ―Chacho cochinoooooo.

Jossangel sacó la lengua en una mueca de desagrado, estaba potente esa verga. Carlos siseó con dolor por el coñazo y miró al pana con el entrecejo arrugado, luego el catire también olió la guevonada.

―Jay...te cagaste.

Jossangel se giró de coñazo, viendo como el pelinegro se echaba a reír, sobándose la barriga. ―Perdón, se me fue.

Ven, ahí, en ese momento hueles la confianza.

―Salva tu alma porque el cuerpo lo estás perdiendo ―dijo Joss, tapándose la nariz con un cojín que olía a alive de limón.

La vaina aquí con el inicio de vacaciones fue medio ladilla para el chamito Jossangel, porque la mamá casi que lo asfixiaba con el puje para que se moviera de una vez con lo de la universidad.

Salía del guevo del liceo y ya le querían meter el de la universidad, verga, déjenlo descansar.

Una que otra tarde iba a casa de Carlos, por lo menos a echar los mismos chismes como que si fuesen un par de viejos, tomando café con galleta maría, hablando paja de como Bárbara ni un mensaje les había mandado.

Otros días era verse la cara en el espejo del baño y buscar sus ganas de vivir.

Otros días eran...interesantes.

― ¿Tas seguro, marico? Porque mi mamá se llega a enterar y vas a tener que practicar la canción que me vayas a cantar en el funeral ―el chamito se mordió el índice, mirando con inseguridad al pana suyo.

Carlos chasqueó la lengua, asegurado en su beta. ―De pana papi, es una reu calidá con gente calidá, tú sabes que yo solo conozco a gente cero mamagueva.

Joss entrecerró los ojos. ―No hay más mamaguevo que tú, loco.

Recibió un golpecito de parte del catire. ―Dime pues, pa' decirle a mi mai que apoye la cortina.

Jossangel exhaló como con sorpresa. ―Naguará, adóptenme, no me pasa que mi mamá me cubra...me puede cubrir con la correa de la paliza.

Se quedaron en silencio mientras Joss lo pensaba, no le iba a ir mal irse a una reunión pa' por lo menos verle la cara a otra gente que no sea la de las viejas de la cuadra.

El plan era decirle que se iba a quedar con Carlos porque lo "invitaron a subir al río", diske tenían que irse temprano y guevonada, la mamá del catire taba clara en lo claro y lo único que le había dicho a su hijo era que se acordara bien en qué decoración era que iba a guardar la llave de la casa.

Pero a Jossangel le daba un cague que a la mai de repente le dé por pasar justo después de él pirar a la reunión.

Ese miedo no lo dejaba respirar.

𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔  «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora