🍁 37. Jugando buscaminas

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𝑬𝒔𝒆 𝒑𝒂𝒑𝒆𝒍 𝒗𝒆𝒏𝒊́𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒑𝒂𝒅𝒐 𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒄𝒂𝒓𝒑𝒆𝒕𝒂

No hay chocolate más dulce que el que uno se jarta escondío en el cuarto cuando todos están dormidos, donde nadie te va a pedir, donde es solo pa' ti y sientes esa satisfacción de lamer hasta la bolsa, nojoda que rico.

Mari se echó hacia atrás, agarrando airecito, llevó sus manos hasta las de Jake para quitárselas de los muslos. El catire apoyó su frente en el hombro de la chama, asomando una sonrisita.

―Acomódate chico, si sale tu mamá me va a dar pena ―masculló la chama, pellizcándole el brazo.

El chamo gruñó medio molesto pero terminó por hacerle caso, se enderezó en un salto cuando escuchó la puerta del cuarto de su mai. Del tiro terminó sentao en el silloncito de enfrente.

Eran las ocho y media de la noche, las visitas de la chama eran de siete a nueve, según kike a chismear, aunque hablar era lo que menos hacían.

Nomentira, también se ponían a hablar pajita un rato, ya llevaban como una semana con esas visitas, una jugadera y guachafita con saborcito intenso y adictivo.

¿Qué eran? Panitas pues, obvio que los panitas se saludan con beso de lengua, es la moda, aktualisate.

Mariangel saludó a la mamá del chamo, la doña se acercó a ella y se puso a hablar de las vainas de la vida, mientras Jake veía de un lado al otro, apretándose el labio con el índice y el pulgar, esperando a que la mamá se fuera otra vez.

Pero más bien llegó gente.

Un toque rítmico en la puerta llamó la atención de los tres, la señora tomó asiento y eso fue suficiente señal pa' que el catire levantara sus nalgas a atender.

― ¿Y la universidad?

La chama hizo una mueca. ―Todavía no sé...

―Ay, estás como este muchachito, indeciso, me tiene averiguando hasta la mínima carrera que se le atraviese en la mente, ya no sé qué quiere ―habló bajo, pa' que su hijo no escuchara.

Quién se iba a aguantar el drama.

―Má, voy a bajar un rato con Alejandro ―avisó el chamo, así de la nada.

Mari se giró, viendo a su hermano parao en la reja haciéndole señas raras que no entendía, la señora asintió tranquila. La chama se paró, con el ceño fruncido mientras vio a Jake pasar pal cuarto a quién sabe qué.

―Voy a irme a cenar, buenas noches, señora Andrea.

―Buenas noches, hija, me saludas a tu mamá ―la señora sonrió, dándole unas palmaditas cariñosas.

Mari se acercó a la reja, abriéndola para salir bajo la mirada del hermano suyo.

― ¿Qué pasó?

Alejandro seguía con la ceja enarcada, pero así burda de alto que ya le estaba comenzando a dar risa. ― ¿Ustedes son novios o qué? Todos los días en la noche te vienes pa' acá.

―Ahh vaina, Alejandro, ¿será porque estoy aburrida y no hago na'?

El chamo se echó a reír. ―David es el amigo más chimbo, weon, lo ves que si tres veces al año.

―Ay no, Alejandro no te metas con mi David, ¿tas celoso porque también soy amiga de Eduardo?

Alejandro negó, chasqueando la lengua. ―Testoy echando broma, gafa...mi amá te guardó dos panes con chiwi.

𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔  «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora