🍁 31. El engaño de uno mismo

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𝑵𝒊𝒆́𝒈𝒂𝒎𝒆 𝒆𝒍 𝒂𝒈𝒖𝒂, 𝒖𝒏 𝒄𝒉𝒊𝒔𝒎𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂́𝒔

No había algo más sabroso que dormir cuando te diera la gana, así con esa libertad...si tan solo Alejandro no estuviese con un griterío en la sala, Mari pudiese dormir como quería.

Verga, esa caraja si duerme, denle una vitamina.

La chama salió del cuarto, sin ánimos de na', viéndole la cara al pajuo de su bro, sentado viendo un partido.

―HERMANAAAAAA, LLÉGATE.

Mari frunció el ceño, pero así leve porque hasta eso le daba ladilla. ― ¿Pa' qué gritas?

―Toy emocionao, mis papis bellos están jugando hoy.

La chama rodó los ojos y se dio la vuelta, dispuesta a seguir intentando dormir, así se pusiera a escuchar música o algo que disminuyera el bullicio que tenía su hermano.

―Mira...Jake viene ahorita.

La chama se volteó, alzando una ceja. ― ¿Y?

Alejandro se cruzó de brazos, mostrando confusión en su cara. ― ¿Ustedes no son panas pues?

La verda' no...

Mari hizo un movimiento de mano, dejando la vaina como una respuesta de "majomenos", su hermano igual no había dejado de ver la pantalla, fue como que si la pregunta se la hubiese hecho al televisor, que arrecho.

Mariangel siguió su camino pal cuarto, encerrándose. No pasaron ni cinco minutos, escuchó que Alejandro abría la puerta de entrada, capaz recibiendo al catire.

Lo confirmó cuando le entró una piquiña y hecha la loca asomó un poquito la cabeza, esperando escuchar la voz del chamito.

― ¿Y Mari? ―preguntó Jake, viendo pa' la cocina.

La caraja se metió, cerrando la puerta y tapándose la jeta como la propia gafa.

Ay vale, qué fue.

Pero como la gente es una verga arrecha de comprender, buscando conexión entre sus acciones y pensamientos, un cojeculo. Así como se alborotó por escuchar al catire preguntando por ella, así de esa misma forma estaba ignorando que el chamo le estaba mandando mensajes pa' que saliera del cuarto.

Los veía por la ventana emergente del teléfono, no los quería abrir pa' no marcarle el visto al chamo.

No quería salir, no le gustaba ese yeyo loco que le daba en presencia del pana, era como que se le bajaba la tensión, el azúcar, o el sistema de limpieza mensual que estaba sintiendo en ese momento.

Justo en ese momento le sangraba la chuchería, que peo.

Su plan de fingir que hibernó por toda la tarde hasta que Jake se fuera, no estaba como que bien ejecutao.

Porque justo esa mañana había llevado el paquete de toallas pal baño bajo el presentimiento que le iba a llegar el periodo, y lo acertó.

―Que arrecha, ¿vaja sangrar ahorita? ―se encorvó un poco, hablándole a...

Esita, el socialismo enloquece a la gente vieron.

Se mantuvo caminando de un lado al otro, pensando por un buen rato pa' que al final mandara todo a la verga y saliera con un cohete en ese culo, metiéndose al baño de trancazo.

Apenas cerró la puerta, escuchó como Jake habló.

―AYYY SI, YA NO LE HABLAN A UNO, 'TA BIEN.

La chama rodó los ojos, destapando el paquete de toallas mientras plantaba sus nalgas en la poceta.

𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔  «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora