❝ 𝑱𝒖𝒗𝒆𝒏𝒕𝒖𝒅 𝒃𝒐𝒍𝒊𝒗𝒂𝒓𝒊𝒂𝒏𝒂, 𝒋𝒖𝒗𝒆𝒏𝒕𝒖𝒅 𝒍𝒖𝒄𝒉𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂❞
Jossangel parecía un preso.
Ese de vaina salía al baño y devuelta pa' su cuarto, no quería verle la cara a nadie más en la casa y menos estar soportando desprecios. Ya tenía suficiente.
Se arrepintió de haber confiado por un momento en que su mamá no sería tan incomprensible, de todas formas era algo que iba a decir tarde o temprano sin algún cambio en la reacción.
Una guerra interna en esa casa, tremendo peo.
Habían pasado como cuatro días y todavía se sentía el ambiente burde pesao, tenso y estresante. Joss no quería ni salir a comer, ese esperaba a que todos se fuesen a dormir para jartarse algo fácil que no le llevara tanto trabajo de hacer porque lo que menos quería era despertar a uno de los papás.
La mai estaba arrecha, el papá como que le daba igual toda verga, y el hermano lo tenía pa' juego.
El chamo no tenía ni ganas de usar el teléfono, esa vaina llevaba como dos días descargado, tampoco era que tenía mucha opción porque la doña le quitó el cargador.
El propio preso, que arrecho.
Por dos días escuchó a Carlos pegando gritos afuera por un rato hasta que salía la mujer a decirle que no estaba, le había puesto como un castigo.
¿Por qué? Gueno, porque pa' ella esa era la manera de arreglar las cosas.
¿Hablar? Pss, eso no sirve.
Ese chamo estaba hundiéndose en tristeza, sentía como todo le afectaba el triple, escuchando a la mamá hablando con el papá sobre él, como que si fuese la peor vaina en el mundo.
No estaba bonito esa situación, le costaba hasta concentrarse en las mínimas cosas.
El castaño se puso a ordenar su ropa, buscando distraerse por lo menos con eso, eran las dos de la tarde y estaba todo en silencio. Su hermano no estaba, su apá tampoco y su mamá estaba viendo su novela en el cuarto, según lo que podía calcular.
Hasta que empezó a escuchar un griterío loco afuera.
Cuando se paró de coñazo se iba a ir de jeta al suelo, no había comido na' y su caleta de pan ya se había acabado en la noche anterior, respiró profundamente para estabilizarse y poder ver que taba pasando.
La puerta se abrió de golpe, asustándolo de una.
Ese carajito se iba a ir en llanto cuando vio al abuelo. ―Dios te bendiga, hijo, recoja sus cosas que me lo llevo.
―AH NO CLARO, APOYÁNDOLE LAS GUEVONADAS ―gritó la señora, batuqueando los brazos mientras se guindó a discutir con el señor.
Jossangel quedó ponchado viendo a los mayores discutir en toda su puerta. La señora gritaba, el abuelo le respondía, pero la arrechera se podía respirar fácilmente.
El chamo estaba apretándose las manos con nerviosismo, viendo de un lado al otro, el abuelo le hizo una seña pa' que le hiciera caso.
―Solo te dijo que le gusta una persona, no que mató a una persona, que extremista eres ―negó el señor, rodando los ojos.
―Si sales de esta casa, no te quiero volver a ver por aquí ―sentenció la doña, mirando a su hijo fijamente―. ¿Me escuchaste bien?
Joss solo se quedó ahí parado, sin moverse, hasta que la señora se dio la vuelta pa' seguir quejándose en voz alta en la sala. El abuelo terminó de entrar al cuarto, cerrando la puerta.
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𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔 «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»
Fanfiction𝑼𝒏𝒂 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒄𝒊𝒆 𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒏𝒆𝒄𝒐𝒇𝒊𝒄𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒂𝒓𝒂𝒋𝒊𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝑬𝑵𝑯𝑨 𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒂𝒓𝒔𝒆 𝒆𝒏 𝑽𝒆𝒏𝒆𝒛𝒖𝒆𝒍𝒂 𝒂 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆́𝒏 𝒆𝒔 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂, 𝒂𝒔𝒊́ 𝒒𝒖𝒆 ¿𝒑𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́...
