✨ 13. El flow criminal

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𝑮𝒖𝒆𝒗𝒐𝒏𝒂𝒅𝒂𝒔 𝒐𝒄𝒖𝒍𝒕𝒂𝒔

Uno al inicio de cualquier interés amoroso, decide creer en todo y al mismo tiempo en nada, tipo cuando hay elecciones presidenciales.

―Pero pregúntale quién es y ya, qué tanto ―opinó Gaby, separando la cremita de las galletas tiptop.

Andreina estiró su mano pa' agarrar otra galleta. La chamita vio como Valeria estaba echando un sueñito en el pupitre mientras la profesora contaba cómo descubrió que su novio del liceo terminó siendo un primo.

―Es que no quiero, Gaby, o sea...me siento chismosa.

La morena resopló, rendida. ―Yo no sabía que te gustaba José...primero ni creí que te gustaban los hombres ―la chamita lamió la cremita, viendo como Andre le dio una mirada.

― ¿De pana?

Valeria se sobresaltó de repente porque quién sabe, soñó una vaina fea. La maracucha se fue despertando, limpiándose la babita que le había chorreado por el cachete, cómo era posible que dormía mejor en el liceo que en su casa ah.

Vio a sus dos panitas, jartándose las tiptop y estiró la mano de una pa' que le dieran también, con un ojo pegao con lagaña y to' pero sin chuchería no se iba a quedar.

― ¿Qué hablan? ―se inclinó, apoyándose con flojera del hombro de Gaby.

Andreina se encogió de hombros, negando. ―De lo que te dije.

― ¿Del primo?

Las dos asintieron, echándole diente a las galletas que tenían en las manos, porque las que quedaban en el paquete eran de Valeria.

―Ay pero cálmate...ese seguro nos cuenta.

Andreina se paró a mirar por la ventana, buscando organizar sus ideas y calmarse antes que le explotara el corazón de una arrechera, capaz terminaba diabética de tanto que José decía esa vaina.

Localizó al chamito como por cosas del horóscopo, el pelinegro tenía una cara neutral de la misma ladilla que podías ver en cualquier liceísta promedio, llevando unos libros entre los brazos, una colección bicentenaria de biología.

Andreina sonrío con gracia cuando vio clarito que se le cayó un libro y el pelinegro articuló un "coñoelamadre", una chamita se le acercó, recogiéndole el libro, la chama también llevaba otros libros de la misma vaina.

Riki agarró el libro con una mano, diciéndole algo ahí, la chamita negó y Riki le dio un coñacito con el libro en el coco.

― ¿Ves? Me da miedo ―Andre jaló a Gaby del brazo, pa' se asomara―. Él es una persona así tú sabes, colaborador y echador de vaina...

Andreina se sentó, haciendo un puchero mientras Gaby veía a Riki llevando los libros que la chamita le dejó sobre los brazos.

Valeria estaba intentando recargar el paquete de galletas de manera mental porque estaba sabroso, quería más, aparte tenía hambre porque se comió fue un pastelito que Gaby le convidó porque no había llevao desayuno.

La maracucha vio a su panita deslizándose en el pupitre con una cara de tragedia, chasqueó la lengua y le dio unos toquecitos en el hombro, animándola.

―Mija no te me pongas así vale, el amor es bonito ve.

―No es bonito ahorita, no quiero esa mierda, quiero un reembolso ―se quejó―. Es que yo soy estúpida, ese segurito fue su perfume de macho que me estropeó el coco.

𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔  «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora