🍁 32. Gusticos peligrosos

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 ❝𝑺𝒆𝒓 𝒗𝒆𝒏𝒆𝒛𝒐𝒍𝒂𝒏𝒐 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒇𝒂́𝒄𝒊𝒍, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝑫𝒊𝒈𝒊𝒕𝒆𝒍 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒔𝒖𝒇𝒓𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐❞ 

Mari taba atenta, parándole bola a la explicación que Sunghoon David le estaba repitiendo como por tercera vez.

―O solo jugamos a malandro y policía ―el catire se encogió de hombros, barajeando las cartas.

Alejandro chasqueó la lengua. ―No vale, vamos a jugar caída.

David miró a su panita, procesando toda la información, la chama terminó por asentir. ―Si va.

Pararon sus nalgas del mueble y se sentaron en la mesa, quitando todos los peretos que peligraran de algún codazo o empujón. Alejandro tocó el brazo de David, buscando que le parara bolas.

―Dígalo, Ozuna.

Mari se echó a reír, pasándole un trapo a la mesa.

― ¿Puedo invitar a un pana?

La chama dejó de pasar el trapo, llevándose las manos a la cadera, pose de señora criticando la vida de los vecinos. ― ¿A Kevin?

Su hermano bufó. ―Ese loco debe esta' durmiendo como el propio flojo.

Ay no, naguevoná.

―A Jake vale, me estaba diciendo pa' jugar play pero esto también es chévere.

David se encogió de hombros, la casa no era de él y no iba a negar entrada de naiden, los carajos miraron a la Mariangel, que taba con una mueca de duda pero terminó por ceder cuando su amigo djo;

―Así podemos jugar equipo contra equipo.

Bastó con un mensaje y cinco minutos majomenos, con esa rapidez se podía saber que Jake Eduardo de pana estaba ladillado.

Ese chamo al pasar al apartamento, lo primero que vio fue a su tocayo de tinte y de raza, analizándolo mientras que David solo le dio un puñito como saludo después que Alejandro los presentó.

Sunghoon dejó las cartas en la mesa, arremangándose la camisa que no tenía mangas, ese es más arrecho. Se tronó los dedos e hizo ejercicios de cuello y brazos.

Mari chasqueó la lengua, rodando los ojos con gracia. ―Apues David, es un juego, no una pelea.

David alzó su índice. ―Eso es lo que no sabes, Mari, aquí tienes que estar pilas porque te doblan la mano o el deo, pilas.

Dio un resumen de nuevo sobre el juego, mirando a Mari pa' que no se perdiera en la explicación, la chamita asintió en todo lo que duró su pana hablando, le dio unas palmadas a la mesa y David empezó a repartir la broma.

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― ¡Coño Alejandro, me doblaste la mano!

― ¡Mira eso es trampa!

― ¡Apues gafo, qué trampa un coño!

―Sóbate, pajua.

Sabroso.

Mari fingió llorar, sobándose la mano, David le jaló la muñeca y le dejó un beso en el dorso. ―Listo, ve, tas curada.

La chama rodó los ojos, riéndose de aquello. ―Dios, ese beso ha quitado todos mis males, creo que he renacido... ¡PERO CUÁL EJEL ABUSO, EDUARDO!

El otro catire taba intentando verle las cartas, le dio una sonrisita a la chama y regresó a su posición en la silla.

𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔  «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora