💌 47. Sueñitos chéveres

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𝑳𝒂 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒏𝒔𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒚 𝒎𝒂𝒎𝒂𝒈𝒖𝒆𝒗𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂𝒓

La universidad te da un sentimiento de progreso, por lo menos a varias personas pues todos tienen sentimientos diferentes.

El de Juliette era malditaseas presidente mil veces, ¿Por qué? Porque sí, es normal echarle la culpa al presidente o tu hermano menor, pero Julie no tenía hermano menor.

Su fin de semana había sido una verga arrecha de llevar, primero estaba el sentimiento chévere que le provoco la llegada de su papá, por fin, su oportunidad perfecta pa' aprovechar la sensibilidad de los primeros tres días, le iba a pedir un teléfono más actualizao que el iphone ese que cargaba.

Después la llegada sorpresa pero no agradable de Michelle, aprovechando esa misma sensibilidad para pedirle permiso al papá de la morena, el señor accedió sin saber que su hija no quería ir pa' ningún lao.

Tener una salida pal cine como cita doble fue una vaina como incomoda, porque Michelle la dejó con un carajo que no conocía, que hablaba más que un radio prendío y no paraba de intentar un acercamiento.

La hora de despedirse fue un asco.

El carajo le quería roba' un beso.

El pana no era feo pero estaba tan incómoda desde que en medio de la película se le prendió el teléfono al chamito con una llamada de alguien a quien tenía agendada como "mi esposita".

Noooo papi, tas equivocao conmigo.

Esa noche la mamá le quemó la oreja mientras le planchaba el pelo, se fue la luz y quedó con la mitad del pelo hecho, se tuvo que hace' un peinado ahí pa' disimular porque iban a salir a comer.

El papá le había llevado unos zapatos bellísimos que compró en Táchira pero se peló en la talla porque eran muy chiquitos, otra arrechera más.

Y ahí estaba, queriendo desconectarse el coco con un coñazo en seco mientras Heeseung veía la hoja de examen con una nota burda de lo fea.

―Coye...uste' de verdaita que necesita como unos rezos pa' que ese demonio se largue ―la miró, torciendo una sonrisa en su intento de aguantar la carcajada―. Pero mosca que se desaparece uste'.

Juliette no tenía energía ni pa' ofenderse, ya estaba entregándose al universo y que la terminara de matar.

―O sea, Diosito decidió odiarme todo el fin de semana, tan buena gente que soy y naguará ―estiró la última letra, pasándose la mano por la frente.

Heeseung ladeó la cabeza, alzando las cejas mientras la veía. ―Sí vale, tan buena gente.

Julie agarró la hoja del examen y la metió entre uno de sus cuadernos, tratando de pasar el malestarcito que le había dado por eso, no quería llora' en pleno salón frente a los mamaguevos de sus compañeros pero sí quería llorar.

Tanto que se había esforzado en el examen.

Por pensar tanto en las tristezas venecas de su vida como enchufada, se le formó una mueca de tristeza, mirando la mesa que tenía un par de rayones, pasando su uña por encima como si lo estuviese remarcando.

―Bien bonito, señorita, dañando su mesa de trabajo ―se timbró cuando escuchó la voz de una coordinadora, entregándole una carpeta amarilla a Heeseung.

Juliette se apresuró a negar. ―No profe, esto ya estaba aquí, ¿verda' Jesús?

El chamito asintió de una mirando a la señora, la mujer les dio una mirada con los ojos entrecerrados y produjo un sonidillo de afirmación, dejándola quieta.

𝑫𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒄𝒉𝒆𝒓𝒂𝒔  «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora