CAPITULO X

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— DE VUELTA A CASA —

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— DE VUELTA A CASA —

Todo el alumnado se encontraba en el gran comedor para el banquete de fin de curso. Harry logro que Madame Pomfrey lo dejara asistir así que estaba sentado frente a las chicas, entre Ron y Hermione.

— ¡Otro año se va!. — Dijo alegremente Dumbledore. — Y voy a fastidiarlos con la charla de un viejo, antes de que puedan empezar con los deliciosos manjares  ¡Que año hemos tenido! Esperamos que sus cabezas estén un poquito más llenas que cuando llegaron... Ahora tienen todo el verano para dejarlas bonitas y vacías antes de que comience el próximo año... Bien, tengo entendido que hay que entregar la copa de las casas y los puntos ganados son: en cuarto lugar, Gryffindor, con trescientos doce puntos; en tercer lugar, Hufflepuff, con trescientos cincuenta y dos; Ravenclaw tiene cuatrocientos veintiséis, y Slytherin, cuatrocientos setenta y dos.

Los aplausos provinieron de la mesa verde donde Malfoy golpeaba con su copa la mesa.

— Si, si, bien hecho, Slytherin. — Dijo Dumbledore. — Sin embargo, los acontecimientos recientes deben ser tenidos en cuenta.

Las sonrisas en los Slytherin se apagaron.

— Así que. — Comenzó a decir. — Tengo algunos puntos de última hora para agregar. Déjenme ver. Si... primero, para el señor Ronald Weasley por ser el mejor jugador de ajedrez que Hogwarts haya visto en muchos años, premio a la casa de Gryffindor con cincuenta puntos.

Los aplausos en la mesa de Gryffindor no se hicieron esperar mientras Ron se ponía rojo.

— Segundo... a la señorita Hermione Granger... por el uso de la fría lógica al enfrentarse al fuego, premio a la casa de Gryffindor con cincuenta puntos.

Hermione parecía que había comenzado a llorar entre sus brazos y ahora Gryffindor estaba cien puntos más arriba.

— Tercero... al señor Harry Potter... — Continuo el director. — ... por su temple y sobresaliente vamos, premio a la casa de Gryffindor con sesenta puntos.

El estrépito fue total, ahora Gryffindor empataba con Slytherin.

— Hay muchos tipos de valentía. — Dijo Dumbledore con una sonrisa. — Hay que tener un gran coraje para oponerse a nuestros enemigos, pero hace falta el mismo valor para hacerlo con los amigos. Por lo tanto, premio con diez puntos al señor Neville Longbottom.

Los gritos provenientes de la mesa de Gryffindor fueron impresionantes, todos se levantaron a vitorear a Neville.

— No olvidemos a la señorita Cassiopeia Black. — La chica volteo con pánico hacia el viejo mago, no quería que la gente le prestará atención por el momento. — Salió al campo de juego, apoyo a su casa y realizó un magnífico vuelo durante el último partido, por eso se ha ganado treinta puntos

Todos comenzaron a gritar aún más y sus amigas abrazaban a la chica.

— ¿Treinta? Creo que valgo más que eso.

— Lo que significa. — Grito Dumbledore sobre la salva de aplausos porque Ravenclaw y Hufflepuff estaban celebrando la derrota de Slytherin. — Que hay que hacer un cambio a la decoración.

Y con una palmada, los adornos verdes le dieron paso a los escarlata, los de plata a dorados y la gran serpiente fue devorada por un león. La copa fue entregada a Mcgonagall.

Las cuatro chicas disfrutaron esa noche, disfrutaron su último banquete antes de volver a casa.

Cuando recibieron sus resultados del exámen no pudieron estar más que felices al ver qué aprobaron, la única disgustada era Hermione ya que Emma la había superado y fue la mejor del curso

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Cuando recibieron sus resultados del exámen no pudieron estar más que felices al ver qué aprobaron, la única disgustada era Hermione ya que Emma la había superado y fue la mejor del curso.

Cuando menos lo pensaron sus equipajes estuvieron listos, recibieron notas donde les advertían que no debían usar magia fuera del colegio. Subieron al tren y las cuatro chicas suspiraban mientras veían como el castillo comenzaba alejarse hasta que no pudieron observarlo más.

— Fue fantástico. — Leila dijo.

— Demasiado. — Stephanie sonrió.

El viaje lo pasaron entre risas y dulces, cuando estaba por llegar Emma sugirió que tomarán una foto.

— Para tener una de cada año.

Todas asintieron y colocaron la cámara en los asientos mientras se posicionaban enfrente.

— Durante el verano le diré a mi madre que me diga cómo revelarlas.

Todas asintieron y bajaron del tren cuando llegaron a la estación nueve y tres cuartos. Pasaron la pared sólida y vieron a su familia. Leila corrió hacia sus abuelos, Emma hacia su madre y Cassiopeia tomo del brazo a Stephanie y la arrastro con su familia.

— CASSIE. — Lyra se lanzó hacia su prima y la chica la alzó un poco y la volvió a dejar en el suelo.

— Les presentó a Stephanie Potter. — La pelirroja sonrió y Lyra la saludo con un abrazo.

— Querida, espero nos aceptes la invitación y pases las últimas semanas de vacaciones en nuestro hogar.

— Gracias, señora Moncier. — Sonrió la pelirroja. — Espero que me otorguen permiso.

— No te preocupes por eso, podemos ir por ti. — Stephanie miro con ilusión a Clarissa. — Solo nos dices donde vives y con gusto vamos.

Emma se despidió de sus amigas y junto a su madre se marchó, cuando el hermano de Leila llegó, ella también se despidió y los Moncier/Black igual, mientras le recordaban a la chica que no olvide envíar cartas.

Stephanie esperaba que Harry terminará con los Weasley cuando se acercó Fred.

— ¿Y Cassiopeia?. — Preguntó el chico.

— Ya se fue. — Fred parecía que la noticia lo decepcionó.

— Oh, bueno, creo que le enviaré un carta.

— Si, deberías hacerlo. — Stephanie la sonrió.

— ¿Ya están listos?. — Tío Vernon preguntó y Stephanie asintió mientras se acercaba a el, Harry se despidió de sus amigos y se marcharon.

Habían terminado su primer año y no podían encontrarse más felices. Solo esperaban que las vacaciones terminarán rápido y así regresarían nuevamente a su verdadero hogar.

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